Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos

El patrimonio medioambiental de la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos no ha sufrido daños irreparables y se recuperará con relativa rapidez, según ha explicado el director general de Medio Ambiente, Pedro Muñoz, ante la Junta Rectora de la Reserva, reunida ayer en Mérida bajo la presidencia de la consejera de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio, Begoña García Bernal.

Los alcaldes de Jerte, Tornavacas y Cabezuela del Valle, organizaciones ecologistas, Mancomunidad del Valle del Jerte, Universidad de Extremadura, representantes de diversas consejerías, cooperativas, sociedades de pescadores y cazadores, entre otras, han asistido a esta convocatoria para conocer el alcance y las repercusiones del incendio que se inició el pasado 18 de agosto en la Reserva Natural y que afectó a los términos municipales de Jerte, Guijo de Santa Bárbara y Tornavacas.

Durante la reunión, los técnicos de Medio Ambiente han presentado a los miembros de la Junta Rectora 4 informes detallando diversos aspectos del incendio, así mismo se ha presentado otro estudio encargado a la Oficina Universitaria de medio Ambiente de la Uex.

Los informes presentados han correspondido a las siguientes áreas:

  • Análisis del incendio y las dificultades que planteó su extinción por las dificultades del terreno.
  • Repercusiones forestales.
  • Afección a los valores naturales.
  • Incidencia en la actividad cinegética.

El Servicio de Prevención y Extinción de Incendios ha presentado un informe a la Junta Rectora detallando la evolución e incidencia del fuego. En ese estudio se explica que el fuego comenzó con dos focos separados en una zona inaccesible para vehículos y a más de una hora caminando, por lo que se descartó la intervención con medios terrestres durante la noche. La hora de inicio, después del ocaso, impidió la participación de medios aéreos hasta 10 horas después de iniciados los incendios. El principal vector de propagación, en general, fue la pendiente, muy elevada en laderas que con fuego ascendente provocaban velocidades de avance y longitudes de llama muy considerables.

En ocasiones, el viento funcionó como segundo vector de propagación. Las dificultades para el trabajo de los medios personales radicaron en:

  • Accesos complicados, penosos, resueltos con el transporte aéreo.
  • Los helicópteros debían retornar antes del ocaso a los trabajadores.
  • Dificultad de movimiento para las personas por fuertes pendientes, rocas, matorral impenetrable a veces.
  • Riesgo de alcance del fuego a los trabajadores, derivado de la escasa y difícil movilidad y las carreras del incendio hacia arriba muy, muy rápidas.
  • Imposibilidad de utilización de camiones motobomba. Dificultad en asegurar líneas de control con la utilización exclusiva de herramientas manuales.
  • Enormes dificultades para el remate, por todo lo antedicho y las grandes acumulaciones de combustible y materia orgánica en determinados lugares.
  • No queda personal durante la noche en el perímetro, ante la imposible evacuación en caso de accidente, posibilidad de alcance del fuego o problema médico.


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