Es una pieza esencial para el correcto funcionamiento de un vehículo y una de las que más se cambian a lo largo de la vida útil. El Neumático de coche resulta imprescindible para la circulación y una alteración en el mismo puede llevar a una sustitución inmediata.

Las labores de mantenimiento, además, son importantes para su buena conservación y el hecho de ser cuatro requiere de una atención especial, pues si uno de ellos tiene algún problema, puede afectar al resto. Su continua exposición al exterior es un factor decisivo y los conductores deben tener en cuenta muchos detalles para conseguir la máxima rentabilidad en sus inversiones.

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Mantenimiento

Los factores que influyen en la duración de los neumáticos incluyen tanto las acciones directas que se realizan sobre ellos como los hábitos en la conducción. La presión es el indicador que mide la buena condición para que salga a la carretera, por lo que mantener el nivel adecuado es fundamental. De esa manera, las piezas tienen el agarre correcto y no sufren con tanta incidencia los impactos del exterior. Asimismo, resulta necesario para que la conducción se lleve a cabo de forma correcta.

Una presión incorrecta, generalmente por debajo del nivel correspondiente, puede poner en riesgo la seguridad de las personas que viajan a bordo. Cada tipo de rueda, de acuerdo a sus características y la marca, debe ajustarse a un nivel de presión determinado, por lo que es importante revisar este aspecto cada cierto tiempo, especialmente cuando se van a hacer viajes largos. El simple uso del vehículo durante el paso de los años es un factor de desgaste que provoca una bajada en la presión.

Los hábitos que el conductor presenta al volante es otro de los factores que influyen directamente sobre la calidad de las ruedas. En ese sentido, hay que llevar a cabo una conducción suave, sin realizar movimientos bruscos como los giros rápidos o frenazos, que pudieran afectar a alguna de las piezas.

Si bien no hay un límite de velocidad exacto que garantice un giro correcto, sí que se puede considerar los 50 kilómetros por hora como el nivel máximo para realizar un giro cuando se circula por carreteras nacionales. En ciudad, esta cifra se reduce notablemente.

La preocupación por una conducción correcta debe estar presente en la mente del conductor en todo momento y adquiere una importancia mayor cuando hay factores de riesgo externos, como la lluvia o la nieve. Para el segundo caso, el uso de herramientas de seguridad, como son las cadenas, es muy importante y afecta tanto a la propia conducción como al mantenimiento de los neumáticos.

Otro detalle muy importante que se debe tener en cuenta en el correcto mantenimiento de las ruedas es que estas son las que cargan todo el peso del vehículo, por lo que hay que evitar su sobrecarga. Cada modelo soporta un peso máximo y este punto no puede pasar desapercibido. Sobrepasarlo puede tener consecuencias desastrosas.

En ese sentido, no se pueden utilizar neumáticos cuya capacidad de carga sea inferior a la recomendada para el vehículo utilizado. Otro detalle importante apunta a los tipos utilizados. Para que el control y el manejo sean los adecuados, los tipos de ruedas instaladas deben ser del mismo tipo y tamaño.

Sustitución

El cambio de las ruedas del coche se produce por varios factores. El propio desgaste, fruto del paso de los años y los kilómetros, es el motivo más habitual, si bien no es el único. Un daño directo sobre una de las ruedas puede provocar una sustitución que podría afectar al resto.

El límite se establece en unos 50.000 kilómetros. Cuando llega a esa cifra, es recomendable proceder a un cambio, aunque las ruedas estén aparentemente en buenas condiciones. El uso de modelos de calidad es altamente recomendable, ya que si se utilizan piezas no recomendadas, el cambio se realiza con más frecuencia, de manera que el ahorro económico inicial se convierte en un mayor gasto en el futuro.

Aguantar un neumático desgastado no es una buena idea, ya que su capacidad de reacción disminuye y una acción habitual puede traducirse en un problema cuando las condiciones no son las ideales. La distancia de frenado aumenta y es necesario disponer de más metros para frenar el vehículo, una situación que se convierte en peligrosa cuando hay agua en el terreno.

Otros síntomas, independientes del propio desgaste, pueden llevar a realizar una sustitución en las ruedas. Las grietas y deformaciones son daños que exigen un cambio inminente. De lo contrario, se puede producir un pinchazo o un reventón que pondría en peligro al conductor y los pasajeros.

Un problema en la carretera puede tener una solución de urgencia, mediante el uso de los neumáticos especiales, si bien su uso está limitado. La velocidad, en este caso, no puede sobrepasar los 80 kilómetros por hora, mientras que la distancia máxima recorrida con estas ruedas es de 80 kilómetros. Es un parche que ofrece una respuesta rápida.

Fuente: Redacción Ambientum



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