La tercera parte de todos los alimentos producidos se desperdicia. El malgasto de alimentos es uno de los mayores problemas del insostenible sistema alimentario predominante. Se estima que es responsable del 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la cadena alimentaria y cuesta a la economía europea 143 mil millones de euros al año. En este Día Mundial, proponemos, en un nuevo informe, recomendaciones para lograr un cambio en la política alimentaria y reducir este despilfarro a la mitad en la UE.

El desperdicio de alimentos pone de manifiesto la inequidad del sistema alimentario, especialmente de los países industrializados. Mientras 88 millones de toneladas de alimentos se desperdician anualmente en la UE, 112 millones de personas comunitarias vivían en  2017 en hogares en riesgo de pobreza o exclusión social y 5,8 millones de personas en circunstancias de privación severa, lo que significa que no han tenido acceso a alimentos adecuados y dietas saludables.

Pero el malgasto de alimentos no solo representa un problema ético, es también una de las principales causas indirectas de pérdida de biodiversidad. Producir cada alimento supone una huella de agua, suelo y energía. Por ejemplo, si no malgastásemos a nivel mundial un tercio de la comida, evitaríamos el derroche de 250 billones de litros de agua al año, lo que equivale al consumo de agua potable para los próximos 30 años de 7.600 millones de personas.

Reducir a la mitad el desperdicio de alimentos

Los próximos años serán cruciales para poder cumplir en 2030 el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas  de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos y sus pérdidas en las cadenas de producción y suministro.

Cinco años después de haberse firmado los ODS, el de frenar el despilfarro alimentario sigue avanzando lentamente. Para lograrlo, España debe actualizar la estrategia a nivel estatal para reducir el malgasto, con objetivos ambiciosos y medibles. No podemos seguir ejerciendo esta presión imposible sobre nuestros mares y suelos para producir alimentos que acaban en la basura.

Por último, en un nuevo informe, elaborado junto a la organización WRAP, proponemos que los Estados miembros establezcan unos objetivos de reducción de malgasto de alimentos ambiciosos para 2023, que las empresas midan e informen sobre el desperdicio en sus negocios, destinar más recursos para la innovación y tecnología, y que la Política Agraria Común contemple fondos para prevenir el malgasto.

Fuente: WWF,

Artículo de referencia: https://www.wwf.es/informate/actualidad/?55442/La-tercera-parte-de-todos-los-alimentos-producidos-se-desperdicia,



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