El usar y tirar se va a acabar. Al menos esa es la intención de la Unión Europea con el nuevo paquete legislativo sobre economía circular que entró el pasado miércoles en su recta final. Cada año se producen en Europa más de 2.500 millones de toneladas de residuos, unas cinco por habitante, y el grueso terminan su existencia en vertederos o incineradoras. La nueva estrategia, negociada entre el Consejo y la Eurocámara, pretende dar un vuelco a la situación con objetivos de reciclaje más ambiciosos y también con incentivos para la prevención y la reutilización.

Entre otros aspectos, en el 2035 los países miembros no podrán depositar en vertederos más del 10% de los residuos municipales generados, frente al actual 47%, mientras que la tasa de reciclaje total en el mismo año deberá ser del 65%, muy lejos del 36% del 2014. "Si Europa tiene el poder de que se cumpla, el acuerdo supondrá un cambio estratégico brutal en la gestión de los residuos y también un cambio radical en los hábitos sociales", sentencia Miquel Roset, director de Retorna, fundación que apuesta por el sistema de retorno para tratar los residuos.

Largas negociaciones

El camino recorrido desde hace dos décadas ha sido importante. En 1995, el 65% de los residuos europeos terminaban su vida en los vertederos, un sistema que puede tener un peligroso un impacto en el subsuelo y los acuíferos. Para el año 2000, ese porcentaje se había reducido al 55%, con niveles de reciclaje del 20%. Tres lustros más tarde, la situación ha mejorado aún más y hay países, como Bélgica y Eslovenia, en los que solo se sepultan el 8% y el 9% de las basuras municipales, respectivamente. Sin embargo, en otros muchos, incluidos Suecia, Finlandia, Bulgaria y Grecia, el porcentaje se sitúa por encima del 60%. España se encuentra en el 47%, en la media europea.

El nuevo paquete de propuestas legislativas pretende dar un vuelco a esta situación. En el centro del plan se sitúa conseguir que para el 2025 el 55% de los residuos municipales sean reciclados o reutilizados, el 60% para el 2030 y el 65% para el 2035 (con excepciones para una decena de países), frente al 44% de la actualidad o el 31% del 2004. La incineración o valorización energética, que actualmente se emplea para eliminar el 6% de los residuos europeos (13% en España), no se incentiva como alternativa de futuro, aunque tampoco se mencionan objetivos para eliminarla.

También reducir

Claro está que no se trata solo de reciclar, sino de reducir. La UE recuerda que cada europeo consume anualmente una media de 14 toneladas de materias primas, un disparate ambiental porque los recursos terrestres no son finitos y, además, son también una sangría económica porque muchos de ellos, como la mayoría de los hidrocarburos, los metales y otros elementos estratégicos como el fósforo y el litio, deben comprarse en el extranjero. La mejora en la eficiencia de los recursos en toda la cadena de valor reducirá las necesidades de abastecimiento de materiales entre un 17% y un 24% en el 2030, confía la UE. 

"La industria deberá cambiar", sentencia Josep Maria Tost, director de la Agència de Residus de Catalunya (ARC), quien recuerda que para lograr los objetivos también "será necesario sustituir plásticos y optar por elementos más reciclables". Asimismo, deberá avanzarse en medidas de ecodiseño -es decir, emplear menos materiales para un mismo producto- y "en posibles temas de reutilización de envases". En la misma línea se pronuncia uno de los ponentes del texto, Francesc Gambús, eurodiputado por la antigua Unió Democràtica de Catalunya y ahora adscrito como independiente en el Grupo Popular Europeo. "Se incide en la importancia de fabricar productos que luego puedan ser fácilmente reciclados".



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