La purpurina forma parte de la estética moderna de muchas fiestas, pero quizás este año deberíamos haber celebrado el carnaval adornando nuestra cara y nuestros disfraces con estas diminutas y coloreadas piezas de plástico.

Diversas organizaciones y expertos internacionales han alertado durante los últimos meses de la contaminación provocada, especialmente en mares y océanos, por la presencia de microplásticos.

Y no hay ninguna duda de que la mayor parte de los productos comercializados como purpurina están fabricados con minúsculas partículas plásticas y metálicas, que permanecen inalterables en el medio ambiente durante decenas de años.

Purpurina

La cadena británica de educación infantil y guarderías Tops Day Nurseries lidera una campaña para eliminar el uso de purpurina en actividades de ocio y maquillaje que ha recibido el apoyo de entidades y expertos de diversos rincones del planeta.

En un primer paso, las 19 guarderías de este grupo prohibieron el uso de purpurina en sus actividades didácticas.

Ahora, en una segunda acción conjunta Tops Day Nuersery ha lanzado un concurso de ideas con dos objetivos principales: descubrir sistemas eficientes y ambientalmente correctos para destruir la purpurina ya existente y desarrollar alternativas que maquillaje o decoración que no tengan efectos negativos como la actual purpurina plática.

Una de las personas más motivadas en esta acción internacional contra este tipo de microplásticos iniciada por las guarderias británicas es la investigadora Trisia Farrelly, antropóloga ambiental de la Universidad Massey (Nueva Zelanda).

La profesora Farrelly destaca que, por insignificante que pueda parecer la purpurina, el impacto ambiental de estos y muchos otros plásticos mal gestionados es dramático para el futuro de mares y océanos.

Diversos estudios recuerdan, en este sentido, que algunos plásticos pueden permanecer en el medio marino hasta 400 años, perjudicando a diversas formas de vida.

Farrelly señala que es vital que las reflexiones sobre el futuro de la purpurina se sitúen en el problema global de la contaminación por plásticos.

“La realidad es que la producción de plástico se ha multiplicado por 20 en los últimos 50 años, por lo que se estima que ocho millones de toneladas de plásticos se vierten a los océanos del mundo cada año, lo que finalmente se descompone en microplásticos”, recuerda esta investigadora de la Universidad Massey.

Fuente: La Vanguardia,



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