La asociación ecologista extremeña Adenex mostró hoy su rechazo a que se lleven a cabo exploraciones de uranio en Extremadura, a causa de sus riesgos ambientales y en alusión a la autorización obtenida por la empresa Mawson Resources Ltd. para sondear la presencia de este mineral en varios municipios de la provincia de Cáceres

En un comunicado de prensa, Adenex indica que recientemente la empresa canadiense Mawson Resources Ltd. ha obtenido el permiso para investigar la existencia y concentración de uranio en los términos municipales de Albalá, Aldea del Cano, Cáceres, Casas de Don Antonio, Sierra de Fuentes, Torreorgaz y Torrequemada, con el objetivo de explotar sus recursos mineros.

Además de esta nueva autorización, la Junta de Extremadura ha dado permisos para otras tres exploraciones de uranio en la provincia de Cáceres y se están tramitando otras 13 solicitudes, añade Adenex en su nota.

Recuerdan los ecologistas que «los precedentes de la explotación de uranio en Extremadura fueron emprendidos exclusivamente por agencias estatales: La Junta de Energía Nuclear (JEN), en los años 60, y la Empresa Nacional del Uranio (ENUSA), en los años 80 y 90».

En Extremadura, prosigue el comunicado, se han explotado varios yacimientos de uranio, en las conocidas Minas de La Haba, un conjunto de minas en los Términos de Campanario, Quintana de la Serena y La Haba, paralizados en 1990. «Las minas «Hoya del Lobo» y «Pedregal» han sido utilizadas como cementerio de residuos radiactivos, con el secretismo que siempre acompaña a la industria nuclear», afirma Adenex,

«Los extremeños no conocemos aún la naturaleza exacta de los residuos depositados, ilegalmente, a principios de los años 70, procedentes de un accidente que tuvo lugar en un reactor experimental de la Junta de Energía Nuclear, en Madrid, ni el contenido de los 577 bidones procedentes del Ciemat, depositados en 1993. Seguramente, nunca lo sabremos», sentencia.

En opinión de Adenex, las explotaciones de uranio conllevan un tipo de minería muy agresiva con el medio ambiente, por la extracción propia del mineral, el movimiento de miles de toneladas de tierras y la destrucción del paisaje.

CONTAMINACIÓN DE CURSOS DE AGUA

«La extracción de este mineral produce siempre liberación de gas radón en grandes cantidades, así como polvos contaminantes. Los vertidos y derrames en las minas de uranio, relativamente frecuentes, provocan la contaminación de suelos y cursos de agua, suponiendo importantes riesgos ambientales y sanitarios. Y una vez que termina la actividad, las minas de uranio abandonadas son también con mucha frecuencia fuente de problemas por muchos años», sostienen los ecologistas.

En la nota, Adenex asegura además que «está sobradamente demostrado, a través de trabajos científicos y estudios epidemiológicos, la relación causa-efecto entre la actividad minera del uranio y diferentes enfermedades de riñón y de pulmón, además de cáncer».

Agrega que «la minería del uranio sirve para proporcionar combustible a las centrales nucleares, industrias probadamente inseguras, peligrosas y contaminantes, además de innecesarias para la producción de energía en Extremadura» y que «el área en la que se va a realizar la explotación minera conserva dehesas de encinar de gran interés ecológico y paisajístico, con gran variedad de fauna y flora».

«La Junta de Extremadura no debería conceder autorizaciones para emprender estas explotaciones, y debiera tener en cuenta que se trata de vender territorio a empresas multinacionales para proyectos contaminante y de alto riesgo para la seguridad y la salud de los extremeños», concluye la asociación.



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