Todos tenemos un móvil guardado en un cajón que ha sido fiel compañero de viaje en las buenas y malas noticias hasta que el último modelo de smartphone nos cautivó el espíritu y el bolsillo. Quién no ha tenido alguna vez una vieja lavadora que durante el incesante traqueteo del centrifugado se ha movido como si tuviera vida propia hasta elsalón, o un calefactor que ya no calienta o una plancha que no plancha. Todos son aparatos eléctricos y electrónicos obsoletos o que no funcionan, pero ¿se acaba todo aquí?.

Todo consumidor tiene claro dónde comprar el nuevo modelo de smart TV o la cafetera que anuncia el actor de moda pero ¿Qué hago con mi viejo aparato electrónico?.

Por supuesto, nuestro punto limpio municipal está abierto a que depositemos estos residuos pero también hay otras alternativas menos conocidas. Así, la legislación ambiental obliga a los puntos de venta de aparatos nuevos a aceptar, cuando los usuarios adquieran uno nuevo, la entrega al menos de forma gratuita, de un aparato viejo de tipo equivalente o que haya realizado las mismas funciones que el aparato que se adquiere. Es lo que se conoce como 1 x 1; si compro uno nuevo se quedan con el viejo. Por supuesto también podemos entregar nuestros aparatos en gestores autorizados de estos residuos.

Por estas vías, los residuos llegarán a las plantas que se dedican a prepararlos para que puedan ser reutilizados o a reciclarlos, y para ello, cuando compramos un aparato nuevo parte del importe del producto se recauda y se dedica a que al final de su vida útil ese aparato se pueda gestionar correctamente.

Millones de aparatos con cables, placas electrónicas y metales preciosos, se ponen en el mercado cada año. En Europa más de 9 millones de toneladas de aparatos nuevos en el año 2012 siendo en España un total de 600.000 toneladas. Pero para asegurar que se pueden tratar adecuada y suficientememente estos aparatos, es fundamental que todas las cantidades que se recaudan a los consumidores durante la compra de un aparato nuevo se dediquen al tratamiento de dichos aparatos, tal y como dictamina la Directiva europea al efecto.

La labor que se lleva a cabo es grande, así, en España se generan al año de media 16 Kg por habitante, de los que la legislación sobre estos residuos obliga a recoger 4 Kg por habitante al año. Además estos objetivos se irán incrementando en los próximos años de manera que en el año 2019 habrá de gestionarse cada año el 65% de la media de aparatos introducidos en el mercado en los tres años precedentes.

Desde FER, la asociación de plantas de reciclaje y tratamiento de estos residuos, se indica que es necesario una adecuada financiación del sistema de reciclado. Las cantidades recaudadas a cada uno de los consumidores deben acabar en la red recogida y gestores

El Reciclaje 2.0: Resurrección de nuestros aparatos electrónicos. autorizados para el tratamiento de los mismos. Y para ello hace falta una mayor transparencia. Los productores recaudan un importe pero no se sabe cuánto y si se ha destinado de forma íntegra a una entidad para el tratamiento. Esto, y otros asuntos trascendentes, es lo que la patronal del reciclaje ha pedido al Ministerio de Medio Ambiente que se incluya en la nueva legislación de gestión de estos residuos.

Lo relacionado es fundamental ya que nuestros equipos obsoletos pueden contener sustancias que afecten al medio ambiente como aceites u otras sustancias peligrosas. Es necesario retirar estos elementos y gestionarlos conforme a lo que marca la ley.

Además no hay que olvidar que en los aparatos electrónicos encontramos cobre, aluminio, plástico y hasta metales preciosos, materiales estos muy necesarios para nuestra industria.

Por ejemplo, de 50.000 móviles (cerca de 3,5 toneladas de estos aparatos sin batería), se pueden obtener aproximadamente unos 350 kilos de cobre, unos 400 gramos de paladio, unos diez kilos de plata o un kilo de oro.

Los residuos de hoy son los recursos del mañana. Reciclando evitamos emisiones de CO2 y la dependencia de materias primas de otros países. Gracias al trabajo de todos, aquel móvil “ladrillo” resucitará en el último smartphone. A medida que evolucionan las nuevas tecnologías también evoluciona el reciclaje. Es el reciclaje 2.0.



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