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La invención del plástico en el siglo XIX revolucionó la manera de fabricar productos industriales. La baquelita, creada en 1907 por el químico Leo Baekeland, fue el primer plástico sintético que se utilizó a nivel industrial. Pero no solo modificó la fabricación industrial, sino que también cambió para siempre nuestra manera de consumir. De repente surgió el concepto «desechable». Así, el plástico, menos duradero que otros materiales, era mucho menos costoso y más fácil de producir que los primeros.

Desde entonces hasta ahora, la situación se ha vuelto insostenible. Según la ONU, cada minuto se compran un millón de botellas de plástico y se consumen 500.000 millones de bolsas desechables al año. El ecosistema marino es el más afectado por este fenómeno, puesto que toneladas de residuos plásticos van a parar a los mares y océanos. La pandemia ha agravado esta peligrosa tendencia, ya que la utilización de plásticos de un solo uso ha vuelto a aumentar de manera exponencial.

El ciclo del plástico

Sin embargo, en contra de lo que pueda parecer, los grandes residuos no comportan el mayor peligro de esta tendencia. Pero sí los microplásticos, diminutas partículas de menos de 5 mm de diámetro (más pequeñas que un grano de arroz). Estas partículas son muy difíciles de eliminar y pueden llegar a penetrar en el organismo de los seres vivos.

Hay varios análisis que demuestran que estos residuos también han llegado a la atmósfera. Uno de ellos, realizado por el Instituto de Ciencias Weizmann, revela que los microplásticos pueden permanecer en el aire durante horas o días. Esto aumenta el potencial de dañar el medio marino y, en última instancia, afectar a la salud humana.

Cuando los microplásticos llegan a la atmósfera, se secan y quedan expuestos a la luz ultravioleta y los componentes atmosféricos, con los que interactúan químicamente. «Eso significa que es probable que las partículas que caen al océano sean incluso más dañinas o tóxicas que antes para cualquier vida marina que las ingiera», dice en un comunicado la doctora Miri Trainic, colaboradora del mencionado estudio.

«Algunos análisis han encontrado microplásticos en la atmósfera, justo encima del agua cerca de las costas», continúa la doctora Trainic. «Nos sorprendió, sin embargo, encontrar una cantidad no trivial por encima de un agua aparentemente prístina».

El problema de los microplásticos

Pero no es el único estudio que avala esta teoría: una investigación publicada el pasado mes de abril en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS) demuestra que gran parte de los microplásticos que se encuentran en la atmósfera proceden de residuos plásticos producidos en tierra, especialmente en las carreteras, debido principalmente al desgaste de los neumáticos.

Al igual que sucede con el ciclo del agua, las pequeñas partículas se ven arrastradas de la tierra al mar y del mar a la atmósfera. Por ello, en diferentes lugares del mundo ya se ha observado una lluvia de microplásticos.

Por otro lado, la revista científica Nature indicó en un estudio que la contaminación atmosférica en la India está agravada por la presencia de microplásticos en el aire. En las grandes ciudades, en las que se generan más residuos porque tienen mayor población, hay una masa de aire contaminado «boina tóxica»– que supone un grave problema de salud pública.

La solución, en nuestras manos

La solución ideal, más allá de basarnos en las bacterias que comen plástico, es realizar una correcta gestión de residuos o legislaciones que regulen el uso de los plásticos de un solo uso. Sin embargo, no solamente debemos esperar que los Gobiernos u organismos internacionales atajen este grave problema. Una de las acciones más importantes nos implica a cada uno de nosotros y a nuestro estilo de vida: reducir los plásticos desechables. 

Aunque a simple vista parezca algo complicado, soluciones sencillas como llevar una bolsa de tela o el carrito de la compra al ir al supermercado, utilizar termos en lugar de botellas de plástico o elegir productos que no lleven envases desechables pueden marcar la diferencia en esta lucha contra la proliferación de los microplásticos.

Fuente: STOP CAMBIO CLIMÁTICO,

Artículo de referencia: https://stopcambioclimatico.azurewebsites.net/2021/10/27/plastico-atmosfera/,



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