Cada año miles de toneladas de neumáticos quedan fuera de uso en España. Siempre que a un vehículo, sea coche, camión, moto o tractor, se le cambian las ruedas, la cuenta va en aumento.

En 2017, 188.367 toneladas de estos NFU, la abreviatura que usa el sector, fueron gestionadas por Signus, entidad sin ánimo de lucro creada por los fabricantes de neumáticos para asegurar el tratamiento adecuado de estos residuos y que sigan el camino correcto, que es justo el contrario del vertedero.

Se trata de que entren en la senda de la economía circular para convertirse en diversas materias primas con diferentes usos y aplicaciones.

Signus se ocupa de incorporar al sistema a todos los sectores que forman parte de la cadena, como talleres, centros de recogida y clasificación y centros de transformación, para que la reutilización, el reciclaje o la valorización energética de los neumáticos fuera de uso sea posible.

De hecho, de las toneladas que gestionó Signus a lo largo de ese año 2017, un total de 186.526 entraron en la línea circular, en tanto que más de 22.000 pasaron al circuito de reutilización.

Reciclaje

El camino del reciclaje comienza en los centros transformación, donde se separan los componentes del neumático. Leticia Saiz, directora de Desarrollo e Innovación de Signus, detalla este paso: «Los neumáticos se componen básicamente de tres elementos: caucho, fibras textiles y acero. El proceso de separación se basa en triturar las gomas en varias fases, de forma que primero se extrae el acero con electroimanes, y el textil y el caucho pasan por mesas a aglomerarse formando unas bolas. Por último, el caucho se granula para su utilización en diversas aplicaciones».

De los tres materiales, los más fáciles de derivar a otros usos «son el caucho y el acero, que es de alta calidad y se recicla al 100 por 100 en la industria siderúrgica. Las fibras textiles tienen un buen poder calorífico y son apreciadas por las cementeras».

Aplicaciones del caucho

Signus también se implica en la investigación y desarrollo de aplicaciones para estos materiales, sobre todo del caucho, el más abundante.

«A través de una red de colaboradores, como el CSIC, centros tecnológicos o universidades, hacemos proyectos de investigación para consolidar las aplicaciones actuales de los materiales procedentes del neumático e investigar nuevas vías para diversificar sus posibilidades e introducirlo en más sectores de los que hay ahora».

Uno de los usos más veteranos y que consume una buena parte del granulado de caucho, el 60 por ciento de la producción, es en los campos de deporte hechos con césped artificial.

«En los de fútbol debe tener unas especificaciones determinadas y certificadas por la FIFA. De hecho, hay una normativa que define las características que debe tener el granulado, para que cumpla las propiedades de rebote del balón, etc. Está todo muy estudiado y ahí no entra cualquier cosa».

Pero, claro, «aunque un campo de fútbol requiera entre 80 y 100 toneladas de granulado de caucho y haya que renovar esa base cada 10 años, se generan muchos más neumáticos de lo que los campos de deporte puedan absorber, por muchos que haya o se construyan».

Pavimentos seguros

Otros dos usos «clásicos» del granulado de caucho son los pavimentos de seguridad, en parques infantiles o en gimnasios, y las mezclas bituminosas para asfaltado de carreteras.

«La primera emplea el 31% del granulado de caucho que se produce. Sin embargo, a asfaltado de carreteras solo va algo menos del 4%. Aunque está muy consolidada en el mercado y en España llevamos ya 10 años con ella. De hecho, se han construido más de 1.600 km de tramos de carreteras con polvo de caucho».

Además, «hay otro uso nuevo y muy interesante como son los sistemas de protección de motoristas en las carreteras. Son unos rodillos de caucho, homologados, que emplean cinco toneladas por kilómetro. Hay ya experiencias en La Rioja y las administraciones lo están demandando. Se desarrolló y patentó un proceso de extrusión que simplifica la producción, pero falta avanzar en reducir costes», relata Saiz.

Como nuevos proyectos se trabaja en dos vías. Por un lado, «en el estudio de cómo incorporar polvo de caucho, un material que nosotros conocemos muy bien, en lugar de otros componentes en la fabricación de piezas como las pastillas de freno o, incluso, en el propio neumático».

La otra vía consiste sustituir el balasto, la grava que es extiende en las vías ferroviarias, por granulado de caucho, «En Adif hay interés por estudiar esta alternativa, ya que aumenta la capacidad de amortiguación y atenuación de las vibraciones, mejora la calidad y durabilidad de la infraestructura y, de este modo, se reducen también las necesidades de mantenimiento».

Hasta en las suelas de las chanclas

Entre las nuevas aplicaciones que han encontrado los neumáticos usados figura la fabricación de calzado. Tradicionalmente, en las abarcas menorquinas ya se utilizaba la propia banda de rodadura del neumático. Sin embargo, la evolución de los materiales ha llevado a pensar el polvo de caucho para su utilización en las suelas de las chanclas.

Aunque esta variante todavía supone una parte pequeña de todos los usos de los residuos neumáticos, ya que apenas alcanza el 0,6% del total, muestra el potencial que tiene el reciclado en múltiples actividades.

Fuente: Clara Navío / La Razón,

Artículo de referencia: https://www.larazon.es/atusalud/medioambiente/hacer-carreteras-con-neumaticos-reciclados-DF22635512,



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