La política de transporte se ha convertido en una de las prioridades del gobierno francés tras la celebración, a finales de 2007, del "Grenelle del Medio Ambiente", cumbre que reunió a Estado, Administraciones locales, sindicatos, patronal y ONGs para definir las grandes orientaciones de la política francesa en materia de desarrollo sostenible.

Las investigaciones llevadas a cabo para buscar alternativas a los hidrocarburos y reducir las emisiones de dióxido de carbono ya han permitido desarrollar motores eléctricos alimentados por baterías de combustible o por nuevas generaciones de baterías de alta densidad energética. Combinadas con electrónica avanzada, dichas baterías son capaces de proporcionar una autonomía de hasta 150 km.

La industria francesa de automoción lleva perfeccionando este proceso desde los años 80, con el desarrollo, de vehículos eléctricos de segunda generación (provistos de baterías de litio). La iniciativa conjunta de empresas como Electronique Serge Dassault (SEV) y Heuliez, fabricante de módulos de coche, con vistas a producir el CleaNova, ya está dando sus primeros frutos, puesto que el vehículo es utilizado tanto por el servicio de correos francés (La Poste), como por Veolia, Accor o la compañía eléctrica gala, EDF.

Asimismo, el grupo Bolloré se ha unido con la italiana Pininfarina, especializada en el diseño y la fabricación de módulos de coche, para desarrollar el proyecto BlueCar antes de finales de año.

En 2011, Renault-Nissan fabricará vehículos 100% eléctricos destinados al mercado israelí, un proyecto estimado a 150 millones de euros. Ese mismo año, el grupo automovilístico franco-japonés, junto con la compañía danesa de electricidad DONG y la empresa Project Better Place, tiene previsto entregar a los consumidores daneses vehículos 100% eléctricos que cumplirán las normas europeas más estrictas. En Francia, el grupo Matra ya distribuye coches eléctricos fabricados por la estadounidense GEM.

El entorno técnico y energético en este país es especialmente favorable dado el elevado número de estaciones públicas de recarga instaladas en zonas urbanas. Los municipios están cada vez más sensibilizados a la necesidad de coches híbridos o totalmente eléctricos en las ciudades y, en muchos casos, abogan por ellos.

Todas estas ventajas explican el gran interés que levanta el mercado francés para los inversores internacionales desde hace algunos años: la compañía Johnson Controls ha firmado un acuerdo de colaboración con SAFT, así como con varios de los principales actores de la industria del motor, incluidos Robert Bosch, General Motors, Delphi, Honda, Volkswagen y fabricantes especializados en la producción de cadenas de tracción para vehículos híbridos o cien por cien eléctricos.

Toyota acaba de formalizar un acuerdo de cooperación con EDF para promover la nueva generación de vehículo eléctrico híbrido Prius Plug-in (enchufable). Las baterías montadas en estos vehículos se pueden cargar al conectarse a un simple enchufe, lo cual incrementa de manera notable los puntos de alimentación disponibles, especialmente para viajes cortos.

"Desde el 1 de enero de 2008, el gobierno francés viene apoyando decididamente los esfuerzos en I+D de las empresas, mediante un sistema de crédito fiscal de I+D – posiblemente de los más avanzados de Europa – que prevé la devolución del 50% de los costes de I+D generados el primer año. Esta bonificación fiscal combinada con la presencia, en Francia, de ocho Clústers especializados en el sector de automoción, supone un verdadero impulso para esta industria al potenciar la innovación y la externalización de la investigación", explica D. Philippe Favre, Presidente de la Agencia Invest in France.



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