La acrilamida es una sustancia cancerígena, mutágena, neurotóxica, alérgena y tóxica para la reproducción que había sido incluida en el proceso de autorización, pero la presión de la industria química consiguió que el  presidente del Tribunal General de la Unión Europea la sacara de dicha lista, una decisión que en su día fue criticada por los sindicatos europeos y varias organizaciones no gubernamentales.

Sin embargo, el Tribunal General de la UE ha rectificado y ha decidido volver a incluirla. Por eso, Comisiones Obreras se congratula de que "finalmente en la decisión del Tribunal haya pesado más la protección de la salud de los ciudadanos y trabajadores europeos y el medio ambiente que los intereses económicos de la industria química".

La aplicación de Reach contempla la elaboración de una lista de sustancias candidatas a entrar en el proceso de autorización debido a sus propiedades peligrosas, lo que podría implicar que no se comercializasen en la Unión Europea sin el visto bueno de la Comisión Europea, un aval que no se concederá si existen alternativas menos nocivas, según establece la propia norma Reach.

La acrilamida se utiliza principalmente en la industria química para sintetizar plásticos y pegamentos, depuración de aguas, fabricación de papel y textiles y está presente en cosméticos y artículos de higiene personal. Además, la acrilamida se origina en el humo del tabaco y tubos de escape.

Hasta el momento, la Agencia Europea de Sustancias químicas (ECHA en sus siglas en inglés) sólo ha publicado 30 sustancias en la lista de posibles sustancias, cuando existen al menos 1.500 sustancias altamente preocupantes, según los criterios del Reglamento Reach.



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