Las prospecciones sísmicas, realizadas a través de disparos con cañones de aire, para encontrar nuevas reservas de petróleo en el océano Ártico es “alarmante” y podría lesionar gravemente a las ballenas y a otras especies marinas, según denuncia el informe de Greenpeace elaborado por la institución científica Marine Conservation Research Ltd. 

La industria petrolera se está acercando cada vez más hacia está región prístina debido a que el cambio climático derrite ya grandes extensiones de hielo. Una empresa noruega que opera al este de Groenlandia, en el entorno de la región que Greenpeace visitó con Alejandro Sanz en 2013, ha comenzado mapear el lecho marino. Para encontrar posibles yacimientos de petróleo se realizan disparos con cañones de aire que emiten pulsos de sonidos de 259 decibelios hacia el fondo marino. Esta intensidad de sonido sería percibida por el ser humano como, aproximadamente, ocho veces más fuerte que un motor a reacción despegando.

"Está claro que el ruido de las prospecciones sísmicas tiene un impacto sobre las ballenas, ya que puede dañar su audición, la capacidad de comunicación y también desplazar a los animales, ya que afecta a su comportamiento durante el buceo, la alimentación y los patrones de migración“, ha declarado el Dr. Oliver Boisseau, el investigador senior del instituto Marine Conservation Research. ”Cada vez hay más indicios de que esto podría causar graves lesiones, y que también puede alterar el éxito reproductivo de estos animales, aumentando el riesgo de varamientos o de quedar atrapados en el hielo", concluye Boisseau.

Petroleras como Shell, BP y Chevron tienen concedidos derechos de perforación petrolífera en en el mar de Groenlandia y son posibles clientes de los datos sísmicos que investiga la compañía que está realizando las prospecciones sísmicas, TGS Nopec.

El barco rompehielos de Greenpeace, el Arctic Sunrise, se encuentra actualmente de camino a la zona concreta de las prospecciones para documentar las pruebas sísmicas. Estas pruebas pretenden hacer un mapa del lecho marino y sus bolsas de petróleo con transectos de navegación de 7.000 kilómetros entre las latitudes de 70º y 80º Norte del Círculo Polar Ártico.

"Las  prospecciones sísmicas en aguas heladas son solo una de las horrendas maniobras realizadas por la industria petrolífera en el Ártico y disparan pulsos de aire en este hermoso océano. Shell y otras compañías petroleras intentan que el resto del planeta no se entere de que estas prospecciones están ocurriendo. Y aún menos que se sepa el peligro que supone a ballenas en peligro de extinción y otras especies marinas. Pero Greenpeace está aquí para exponer la locura y mantener los ojos y oídos cerca de esta dañina actividad", ha declarado Sune Scheller, responsable de campañas de Greenpeace, a bordo del Arctic Sunrise.

Las maniobras sísmicas se llevan a cabo en áreas cerradas y se superponen con “áreas de preocupación” señaladas por el gobierno de Groenlandia para la protección del narval, la morsa y la población en estado crítico de conservación de ballenas de Groenlandia.

"Es alarmante considerar la enorme actividad sísmica que está planificada y llevar a cabo en el Alto Ártico, dada la fragilidad de este ecosistema y el potencial de perturbación y daño a las ballenas. Parece justificado que se inste a la cautela extrema debido a la ausencia de datos y la limitada comprensión de los efectos a corto y largo plazo del ruido sísmico en las especies árticas, especialmente los narvales", subraya  Boisseau.

Notas:

  • Revisión del impacto de las prospecciones sísmicas en narvales y otros cetáceos marinos aquí (informe en inglés). Un documento de cuatro páginas (en inglés) que resume la investigación y la recomendación del informe está disponible aquí. En este enlace se puede encontrar un resumen de las zonas con prospecciones sísmicas en Groenlandia.
  • 259 dB en el agua equivalen aproximadamente a 197,5 dB en el aire (re. 20  μPa a 1 m de distancia). Esta potencia sería percibida como aproximadamente ocho veces más fuerte que un motor a reacción oído a 50 metros de distancia (140 dB). El umbral del dolor humano es de 125 dB y la ruptura del tímpano ocurre entre 140 y 150 dB.


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