En la presentación ha participado Sadako Monma, directora de una guardería en la ciudad de Fukushima, quien ha contado cuál es la situación de la población que hace frente a las consecuencias de la crisis nuclear.

La principal conclusión de Greenpeace sobre este desastre nuclear es que podría repetirse en cualquier central nuclear en el mundo, lo que pone en situación de riesgo a millones de personas, teniendo en cuenta que un accidente nuclear ha tenido lugar aproximadamente cada siete años, de promedio.

Greenpeace concluye que las tres razones principales del accidente nuclear son:

  1. Un reactor vulnerable - el diseño. Durante décadas se han conocido, en Japón y a nivel internacional, las vulnerabilidades del diseño del reactor de agua en ebullición Mark I (BWR, sus siglas en inglés). Sin embargo, se han ignorado de forma reiterada las advertencias.
  2. Una reglamentación débil – el Gobierno y la gestión. Se han tolerado las maniobras de encubrimiento de la compañía propietaria, TEPCO, que en 2006 admitió haber falsificado informes sobre el agua de refrigeración y, a pesar de ello, la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial (NISA, por sus siglas en inglés) concedió a TEPCO la autorización preceptiva para extender la vida de los reactores de Fukushima Daiichi diez años más.
  3. Errores sistemáticos en la evaluación – la seguridad nuclear. TEPCO y NISA sabían que en la zona de la central nuclear se podría sufrir el impacto de un tsunami de más de diez metros. Sin embargo, la central solo estaba diseñada para soportar tsunamis de hasta 5,7 metros.

Asimismo, del informe Las lecciones de Fukushima se obtienen tres conclusiones importantes:

  1. Se conocían los riesgos reales, pero las autoridades japonesas y los operadores de la planta de Fukushima les restaron importancia e hicieron caso omiso.
  2. Los planes de emergencia nuclear y evacuación para la protección de las personas han fracasado totalmente, a pesar de que Japón es uno de los países mejor preparados del mundo para la gestión de catástrofes.
  3. Los contribuyentes serán quienes paguen la mayor parte de los costes. Japón es uno de los tres países en los que por ley el operador de la central nuclear es responsable de la totalidad de los costes de un desastre nuclear, pero los regímenes de responsabilidad e indemnización de la ley son insuficientes. Para sobrevivir las personas afectadas han de buscar sus propios recursos.

Cifras sobre Fukushima

Algunos de los datos que aporta el informe Las lecciones de Fukushima son, por ejemplo:

  • En Japón se han tenido que desplazar 150.000 personas;
  • Tienen 28 millones de metros cúbicos de suelo contaminado por sustancias radiactivas;
  • Japón tendrá que asumir un coste total del desastre de 520.000 a 650.000 millones de dólares, una cifra que se aproxima al coste de la crisis bancaria de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos;
  • Sólo mantienen dos reactores nucleares operativos de los 54 que existen, en contra de las presiones del Gobierno y de la industria nuclear, sin que por ello sufran ningún problema de suministro.

“Este desastre era previsible y se podía haber evitado pero ha vuelto a ocurrir: se recorta en seguridad para ganar más dinero”, ha afirmado Mario Rodríguez, director ejecutivo de Greenpeace. "El Gobierno español no puede apostar por la energía nuclear sin haber aprendido nada de la catástrofe de Fukushima, porque la gente es quien tendrá que pagar el precio de los errores de su Gobierno”.

“A diario pensamos en que tenemos que descontaminar todo: los tejados, los jardines, la tierra…”, ha declarado Sadako Monma. “Las consecuencias no son solo físicas, sino también psicológicas; las comunidades y las familias están separadas; todos sabemos que nada va a volver a ser como antes”.

Garoña. El precio que no debemos pagar

Greenpeace también ha presentado el documento Garoña. El precio que no debemos pagar, en el que, partiendo del análisis realizado tras Fukushima, se concluye que el cierre de esta central ha de ser inmediato dados los problemas técnicos de su reactor, modelo igual que el de Fukushima, y las deficiencias que presenta en las pruebas de resistencia. Greenpeace recuerda que no se puede utilizar el déficit de tarifa como justificación de una posible ampliación de vida útil ya que la continuidad de la actividad de Garoña no lo reducirá.

Este informe apoya una vez más, la postura de Greenpeace que  concluye que la energía nuclear es insegura y prescindible, ya que es posible reemplazarla con inversiones inteligentes en eficiencia energética y energías renovables. Este enfoque creará miles de puestos de trabajo sostenibles, mejorará la independencia energética y reducirá las emisiones de gases de efecto invernadero.



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