Gambas mantis

El sistema de visión de las gambas mantis es uno de los mayores misterios del reino animal. Las características de sus ojos les hacen únicos. Además de su peculiar forma de distinguir los colores con 12 fotorreceptores o canales de color –la mayoría de los seres vivos tienen entre dos y cuatro–, estos llamativos crustáceos usan la rotación de sus ojos para mejorar su visión polarizada.

“Sabemos desde hace un tiempo que las gambas mantis ven el mundo de forma diferente a los humanos. Pueden usar 12 canales de color diferentes (nosotros solo usamos tres) y pueden ver la luz polarizada. Pero el movimiento de sus ojos siempre había sido un rompecabezas”, admite Nicholas Roberts, investigador en el Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad de Bristol (Reino Unido).

Ahora, un estudio, publicado esta semana en Nature Communications, demuestra que este comportamiento de rotación de ojos de las gambas mantis les ayuda a ver el mundo a su alrededor. Mientras que la mayoría de los animales estabilizan su mirada y logran fijarla en los objetos, los estomatópodos, como la gamba mantis, solo fijan sus ojos de forma ocasional en escenas u objetos de interés.

“Intuitivamente, un ojo estable debería ver el mundo mejor que uno móvil, pero la gamba mantis parece haber encontrado una manera diferente de ver más claramente”, añade Roberts.

Guiños, rotaciones y torsiones de los ojos

“De forma casi única en el mundo animal exploran su entorno visual con una serie de guiños, torsiones y rotaciones de sus ojos, en la que cada uno se mueve de forma independiente”, señalan los investigadores en el trabajo, liderado por la universidad británica.

El equipo, en el que han colaborado también científicos estadounidenses y australianos, revela que estos crustáceos usan estas rotaciones torsionales de forma activa para mejorar su capacidad de ver la luz polarizada. Se trata del primer ejemplo documentado de un animal que muestra una visión polarizada dinámica en la que la información se amplía gracias a los movimientos rotativos de sus ojos.

Según han podido demostrar, las especies Gonodactylus smithii y Odontodactylus scyllarus rotan sus ojos para alinear sus particulares fotorreceptores con el ángulo de polarización de un estímulo visual linealmente polarizado. De este modo, los crustáceos maximizan el contraste entre un objeto de interés y el fondo.

Para los científicos, este complejo sistema visual podría tener implicaciones prometedoras en robótica. Un sistema visual automatizado que pueda imitar el ojo del crustáceo podría proporcionar una pieza tecnológica de bajo consumo y alto rendimiento que podría aplicarse desde la exploración submarina hasta el análisis de materiales.



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