La extensión, sumada a la red de áreas marinas existente en el archipiélago, supondría proteger un área 100 veces mayor que el 0,15% actual, y permitiría cumplir lo establecido por la legislación internacional.

La organización internacional de conservación marina Oceana presentaron ayer en Madrid, junto a la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, y medio Rural y Marino (MARM), una propuesta para proteger el 15% de la superficie marina de las aguas españolas en Canarias.

“Tras evaluar la Red Natura 2000 en Canarias, la Comisión Europea ha determinado que la red de áreas marinas existente ahora no garantiza la protección de ninguno de los hábitats y especies marinas presentes en Canarias. La Directiva Hábitats obliga a proteger y por lo tanto, esta red debe ser ampliada”, ha señalado Ricardo Aguilar, director de Investigación de Oceana Europa.

La iniciativa de la organización supondría crear una red coherente de Áreas Marinas Protegidas (AMP) que permitiría dar protección a numerosas especies y hábitats que en la actualidad no cuentan con ningún tipo de gestión para su conservación. Se incluirían por ejemplo, muchas especies amenazadas como la gorgonia blanca, el caballito de mar, el mero gigante, los tiburones de profundidad, las tortugas marinas y algunas ballenas, como la azul y la franca.

“La protección de áreas marinas facilita la reproducción y sirve de resguardo a numerosas especies marinas, muchas de ellas de interés comercial”, ha explicado Ana de la Torriente, científica marina de Oceana.

El Convenio de Diversidad Biológica de Naciones Unidas también exige la conservación eficaz de, por lo menos, el 10% de cada una de las regiones ecológicas marinas y costeras del mundo para el 2012, fecha pospuesta para el 2020 en la última reunión de la Conferencia de las Partes celebrada en Nagoya (Japón) ante la falta de cumplimiento de los países.

Conservar los ecosistemas marinos

Oceana propone en su informe otras medidas para la gestión adecuada de los recursos marinos y la conservación de los ecosistemas marinos. Entre ellas, plantea proteger especies y hábitats de gran importancia ecológica y amenazados como los sebadales (Cymodocea nodosa) con su inclusión en el Catálogo Canario de Especies Protegidas y desarrollar medidas específicas de gestión que eviten su continua regresión.

Además pretende convertir las aguas canarias en un santuario de tiburones, rayas y quimeras, reducir la presión pesquera sobre los recursos sobreexplotados y mejorar los sistemas de control y registro de esta actividad, y prohibir cualquier tipo de sondeo exploratorio destinado a las explotaciones de petróleo y gas en las costas canarias. El trabajo también expone el fomento y desarrollo de las energías renovables de las islas, como las energías del viento y de las olas.

Para realizar el informe, Oceana realizó una expedición de dos meses durante 2009, a bordo del catamarán Oceana Ranger, en el archipiélago canario, y documentó los fondos marinos hasta los 700 metros de profundidad.

Los submarinistas profesionales equipados con cámaras de fotos y video realizaron inmersiones poco profundas cerca de costa, mientras que en zonas profundas y en montañas submarinas alejadas, como en los banco de Amanay y Banquete o en las montañas del Sáhara, al sur del archipiélago, Oceana utilizó un robot submarino (ROV) para grabar las especies y hábitats marinos existentes.

Para el análisis de la información y la identificación de las especies documentadas Oceana contó con la colaboración de expertos y científicos del archipiélago. A través de la expedición se aportó información inédita sobre lugares hasta ahora inexplorados.

Se documentaron unas 500 especies marinas diferentes, algunas registradas en aguas canarias por primera vez, como el pez armado, algunos corales negros y la ostra gigante, y se recopiló información sobre hábitats de gran importancia como los formados por briozoos, esponjas, gorgonias y corales.



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