Las cenizas avanzarán sobre ciudades como Concepción y Santiago, mientras que la actividad del macizo no debiera presentar una erupción explosiva de mayor magnitud. Así lo explican los académicos René Garreaud y Francisco Gutiérrez, meteorólogo y geólogo -respectivamente- de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile.

En alerta roja se encuentra la zona del volcán Calbuco, en la provincia de Llanquihue, con orden de evacuación de la población a 20 kilómetros alrededor del macizo, medida con la cual los expertos en vulcanología y clima de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile coinciden.

La magnitud de este evento no sorprende a los académicos de la FCFM, quienes explican la evolución del Calbuco, como también el comportamiento del material proyectado a la atmósfera y su traslación de acuerdo a las proyecciones meteorológicas.

Francisco Gutiérrez, académico del Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, explica que de acuerdo al registro de la actividad y composición de este volcán, no es de esperarse que este evento se transforme en una erupción explosiva de mayor magnitud.

“Lo ocurrido en el volcán Calbuco no es un comportamiento poco habitual”, aclara el profesor Gutiérrez, siendo esta erupción similar a la de 1961.

“Lo que ha sucedido en esta oportunidad es que la columna ha alcanzado 15 kilómetros de altura porque se está desgasificando el magma, y los vientos en esta ocasión están predominando hacia el oeste”, explica el académico junto con recordar que “dentro de las erupciones grandes de este volcán está la de 1961 donde también alcanzó una altura similar, pero que en esa ocasión se dispersó en otra dirección. Creo que en esta erupción es menor a lo reportado en el siglos anteriores"

El historial del Calbuco, detalla el vulcanólogo de la U. de Chile, recoge un comportamiento de actividad fumarólica en 1961, 1971 y la más reciente en 1996, “por lo tanto es bastante esperable y normal la actividad que tenemos”.

“No esperaría que hubieran muchos otros pulsos mayores. Es raro que comenzara a incrementar. Lo que esperaría es que la actividad continúe o empezara a bajar”.

“Hay volcanes que evidencian cambios en su composición, generando las condiciones para una explosición. Tal es el caso del volcán Hudson, donde hay registros pobres en sílice (basálticos) más densos al inicio y luego unos más ricos en sílice (dacíticos), pero en el caso del Calbuco no hemos visto estos cambios, siendo un volcán de composición predominantemente andesitica. No esperaría, por tanto, una variación de su composición que nos haga pensar que venga una explosión mayor en curso, sino -más bien- que se mantendrá estable por unos días y que va a empezar a decaer, a bajar su energía. Ojalá baje su columna y todo se quede en la parte inferior para que sea finalmente transportado al este y precipite sobre el atlántico y no en ciudades y zonas habitadas”.

Riesgos inminentes

“Los volcanes hacen erupciones y tenemos que acostumbrarnos que estas cosas pasan. Al mismo tiempo es importante mantener la idea de que los peligros y riesgos inminentes están ahí. Parte de estos peligros son las proyecciones balísticas, estas bombas, que son absolutamente proximales al volcán”, advierte el profesor de la FCFM.

“Como han ya decretado una alerta de 20 kilómetros, me parece suficiente para el resguardo de la población. El problema sería un eventual colapso de la columna, pero al parecer no hay suficiente material para que esto ocurra, por lo tanto flujos piroclásticos realmente grandes no van a ocurrir”, precisa el académico Gutiérrez.

“Los problemas grandes podrían ocurrir a partir de los lahares. Éstos son los flujos rápidos que se pueden encausar por los valles y alcanzar distancias largas, grandes y llegar a zonas relativamente pobladas”, detalla. “Hay centrales hidroeléctricas que podrían finalmente causar daños menores a ciertas instalaciones”.

En el escenario de la exposición humana y animal a las cenizas, el geólogo de la U. de Chile explica que es importante medir el tamaño y acidez de este material una vez que caiga, porque “finalmente las cenizas son vidrio molido y si llegas a tomarla o respirarla, el organismo tendrá problemas gástricos o respiratorios de inmediato”.

“La pregunta es: esta ceniza flota o no flota. Según los antecedentes de la composición que se tiene ahora nos parece que debiera ser una magma anticítrico. Nos parece que no debiera flotar, por lo tanto, ojalá que se hunda y que no permanezca en superficie para que no se pueda ingerir”.

Proyección del material inyectado a la atmósfera

Respecto del comportamiento de las cenizas en la atmósfera, el profesor René Garreaud, académico del Departamento de Geofísica y subdirector del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) de la FCFM de la U. de Chile, explica que según los antecedentes recogidos en las primeras horas de este jueves 23 de abril, es posible proyectar hacia donde viajaría la pluma del volcán Calbuco en las próximas 24 a 36 horas.

“En las imágenes satelitales podrán ver que en la tropósfera baja (700 hPa, 3000 m) predominan los vientos del Oeste, así que esa parte de la pluma se va para Argentina. En la troposfera alta la cosa cambia (sobre los 9 km), pues la presencia de una Baja Segregada -la que además podría dar precipitación en el norte este fin de semana- tiene asociado vientos del Sur Este sobre la zona centro sur. Esto llevaría la parte alta de la pluma hacia el norte, pasando sobre Concepción –hoy jueves- y eventualmente llegando a Santiago –mañana viernes.-“, detalla el profesor René Garreaud.

El meteorólogo explica que "ésta es una columna muy alta que sale desde la base del volcán que está a dos kilómetros de altura y se dice que es de hasta 15 kilómetros, entonces las partículas más gruesas y pesadas van a sedimentar rápidamente y esas son las que están cayendo en el sector inmediatamente aledaño al volcán, en la zona de Llanquihue y hacia Argentina en lugares como Bariloche o San Martín. Pero las que están más arriba, que son las más livianas, se van a arrastrar hacia la zona central, van a pasar por Concepción y podrían llegar a Santiago, pero las veremos sólo en la parte alta, no van a llegar necesariamente a la superficie ya que estamos suficientemente lejos como para que las partículas que lleguen sean muy finas, por lo que van cayendo muy lentamente y a la vez se van difundiendo. Esas partículas pueden afectar la navegación aérea ya que son piedras pequeñas muy abracivas por lo que los aviones tienden a evitarlas. Nosotros -acá en Santiago- sólo las veremos pasar por arriba, así que no debiéramos tener ningún efecto de salud apreciable".



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