Científicos de la Universidad Estatal Paulista, en Brasil, están investigando de qué manera la deforestación puede producir efectos sobre la acción de patógenos que causan enfermedades como la quitridiomicosis, que ha devastado poblaciones de sapos y ranas en distintos lugares del mundo durante las últimas décadas.

En un artículo publicado en la revista Proceedings of the Royal Society of London B, los investigadores analizaron de qué manera la interacción entre el desmonte y el microbioma de la piel puede afectar a los anfibios atacados por hongos como el Batrachochytrium dendrobatidis, causante de la quitridiomicosis.

Hongo

«Existe la sospecha de que este hongo tendría más dificultades para establecerse y proliferar en un animal cuya biota cutánea permanece íntegra», explica Célio Haddad, docente del Instituto de Biociencias de la Unesp.

La citada investigación forma parte del Proyecto Temático titulado «Diversidad y conservación de los anfibios de Brasil», que cuenta con la coordinación de Haddad y la financiación de la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo, en el marco de su Programa de Investigaciones en Caracterización, Conservación, Restauración y Uso Sostenible de la Biodiversidad.

El microbioma funciona como una especie de ecosistema que dificulta la acción de los patógenos invasores. Para verificar cuál sería la composición del mismo en la piel de los anfibios del Bosque Atlántico que habitan áreas de monte continuo o de bosque degradado, los investigadores debían seleccionar una especie que no fuese exclusiva y que viviese en ambos tipos de áreas.

Debía ser también una especie con un cierto grado de tolerancia al hongo Batrachochytrium dendrobatidis o Bd. En otras palabras, tendría que ser una especie cuyo mayor o menor grado de tolerancia individual pudiese tener relación con la diversidad del microbioma cutáneo de cada ejemplar y que se la pudiese estudiar de acuerdo con el lugar que habita.

Y la especie elegida fue la ranita amarilla común o ranita trepadora (Dendropsophus minutus), que posee una moderada tolerancia al hongo y una amplia distribución en el Bosque Atlántico, tanto en ambientes de monte denso como en áreas fragmentadas o abiertas.

Fuente: ABC,



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