El texto -que ha sido elaborado con la colaboración de la Estrategia Internacional de la ONU para la Reducción de los Desastres (EIRD), del Fondo mundial para la reducción y la recuperación de los desastres (GFDRR) y de la Organización Meteorológica Mundial- recuerda que sólo en 2010, 178 millones de personas se vieron afectadas por las inundaciones. Asimismo, apunta que las pérdidas económicas en años excepcionales como 1998 y 2010 superaron los 40.000 millones de dólares a Estados Unidos.
El jefe del Programa de Gestión de Riesgo del Banco Mundial en Asia Oriental y el Pacífico y autor principal del informe, Jha Abhas, ha explicado que las inundaciones urbanas "plantean un serio desafío para el desarrollo y la vida de las personas, en particular de los residentes de ciudades en rápida expansión y de aquellas que se encuentran en países en desarrollo". "Los pobres y vulnerables son los que se ven más afectados", ha apostillado.
Según la guía, la forma más eficaz de gestionar los riesgos de inundación, que aumentan debido al crecimiento demográfico y las tendencias a largo plazo del cambio climático, es adoptar un "enfoque integrado, basado en un equilibrio adecuado entre las medidas estructurales y no estructurales".
En concreto, señala que este equilibrio incluiría, entre otras medidas, inversiones en canales de drenaje, la incorporación de zonas verdes a la ciudad -a través de los humedales y los amortiguadores del medio ambiente-, la mejora de los sistemas de alerta de inundaciones y el uso de la planificación en el uso del suelo para evitar las inundaciones.
El informe concluye que la reducción del riesgo de desastres y la gestión de las inundaciones está en el centro del desarrollo sostenible de estos países en desarrollo. "La aplicación efectiva de una estrategia de gestión integrada de las inundaciones depende de una cooperación eficaz entre todos los actores, entre los que destaca el Gobierno, los organismos del sector público, la sociedad civil y el sector privado", ha sentenciado.
