FUENTE: PEXELS

El informe anual de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) determina que Brasil debe reforzar los controles y las políticas públicas para detener la deforestación. Aunque las emisiones de gases contaminantes derivadas de la quema de combustibles fósiles no son elevadas, el 45% de la energía que produce el país sudamericano procede de energías renovables. Por este motivo, está aumentando la destrucción de los bosques de la Amazonía brasileña.

La deforestación de la Amazonía está ocasionando graves consecuencias al otro lado del océano. La selva amazónica está perdiendo su capacidad para enfriar la temperatura de la Tierra, hecho que contribuye al calentamiento global. España, situada al sur de Europa, es uno de los países que más está sufriendo las constantes variaciones del clima con numerosos incendios y temperaturas elevadas.

Los expertos aseguran que la selva amazónica ha alcanzado niveles de destrucción del 20%, aproximándose al temido «punto de no retorno», ya que la regeneración de los bosques ya no será posible. Las imágenes satelitales muestran la velocidad de los daños causados por la deforestación en los últimos años. Actividades ilegales como la ganadería, la minería o la tala para la industria maderera suponen un riesgo ecológico, económico y social.

¿Qué es la deforestación?

La deforestación se define como la pérdida de vegetación forestal por causas naturales o por un mal manejo del bosque, provocado por la acción de los seres humanos. Los bosques se degradan debido a la pérdida de las condiciones que les permiten regenerarse.

Detener la deforestación y la degradación de los bosques es un objetivo vital que debemos conseguir los seres humanos para la supervivencia de los ecosistemas. Además, es muy urgente mantener una buena salud de los bosques, ya que nos ayudan a reducir el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera.

La importancia de frenar la deforestación en la Amazonía

La ONU considera que el papel de los bosques es clave para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C. Si se eliminan las emisiones de la deforestación, se podrían reducir las emisiones netas mundiales hasta en un 30%. El 70% de la deforestación de la Amazonía es culpa de la producción de productos básicos agrícolas, donde se incluyen el aceite de palma, la carne de res, la madera, el papel, la pulpa y la soja.

El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 15 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera que los bosques deben ser fundamentales para la buena salud del planeta:

«Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras, detener la pérdida de biodiversidad»

FUENTE: PIXABAY

Brasil debe reforzar los marcos de protección legal para detener la destrucción de sus bosques

Entre los años 2019 y 2022, durante el gobierno de Jair Bolsonaro, la deforestación aumentó cerca de un 60% frente al cuatrienio anterior. La Amazonía brasileña sufrió las consecuencias de su gobierno, ya que se incrementaron tanto el comercio ilícito de madera como la minería ilegal.

La OCDE informó el pasado martes que Brasil debe reforzar los marcos de protección legal para detener la destrucción de sus bosques y limitar la dependencia de la energía hidroeléctrica, fomentando en mayor medida la generación de energía mediante fuentes de energías renovables como la energía eólica y la energía solar.

Para defender sus bosques, Brasil cuenta desde hace poco tiempo con un nuevo dispositivo llamado «Curupira», unas pequeñas cajas con software de inteligencia artificial para luchar contra la deforestación. Este nuevo sistema, que se encuentra en fase piloto, ha sido desarrollado por investigadores de la Universidad del Estado de Amazonas. Estas pequeñas cajas permiten reconocer los sonidos de motosierras, tractores o cualquier cosa que pueda provocar deforestación.

Thiago Almeida, director del proyecto «Curupira», cuenta cómo han desarrollado este proyecto:

Al comenzar el proyecto, grabamos el sonido de motosierras y tractores en el bosque. Luego, todos los sonidos recogidos se pasaron al equipo de inteligencia artificial para que los registrara. De este modo, una vez cargados en el dispositivo, éste sólo reconoce estos sonidos y no los sonidos característicos del bosque como los animales, la lluvia y la vegetación. Thiago Almeida

Fuentes: Redacción Ambientum, EFE VERDE



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