Al cierre de 2017 operaban en España 244.197 instalaciones de calefacción alimentadas con biomasa, 46.027 más que el año anterior (+23%). “Según los datos del Observatorio de la Biomasa de Avebiom, la utilización de la biomasa como combustible de calefacción se ha multiplicado por 25 en la última década, al pasar de las 9.600 instalaciones de 2008, a las 244.197 de 2017” ha explicado Jorge Herrero, director de Proyectos de Avebiom. Aunque el mayor crecimiento se ha registrado en los tres últimos años, “en los que se ha duplicado el número de equipos” ha asegurado Herrero.

Crece el número de instalaciones, no tanto el volumen de negocio

El mayor incremento de las instalaciones de calefacción con biomasa se ha visto impulsado por la venta de estufas de pellet, que solo en 2017 se elevaron hasta las 42.728 unidades. Las ventas marcan un nuevo récord en España, representando un incremento anual del 19%. Por otro lado, el número de calderas de biomasa instaladas el año pasado, también se ha incrementado, en este caso un 8,7%. Después de un ejercicio 2016 de menores ventas, la instalación de calderas de menos de 50kW ha vuelto a crecer y se ha elevado un 9,5%. Y la de calderas de potencia igual o superior a 50 kW, habitual en instalaciones industriales y colectivas, se ha incrementado un 7%.

Con este ascenso, a finales de 2017 el número de instalaciones de calderas de biomasa se situó en 15.755 unidades con una potencia inferior a los 50 kW; 10.536, con una potencia entre 50 y 1000 kW; y 830 calderas de más de un 1MW de potencia. En cuanto al negocio generado, la venta e instalación de estufas y calderas movilizó en 2017 un total de 382,7 millones de euros, un 7% más que en el ejercicio anterior. Una cifra que, a pesar de representar un significativo incremento, no supera las registradas en 2014 y en 2015, años en los que se situaron por encima de los 400 millones de euros.

Mantenimiento y suministros de la biomasa para calefacción en España

Aunque el crecimiento en el volumen de negocio en general es moderado, y no supera las cifras alcanzadas en 2014 y 2015, lo que sí experimenta un progresivo incremento es la actividad y el beneficio generado en torno a las tareas de mantenimiento de equipos, impulsado por el aumento constante del número de instalaciones, que en 2017 ascendió a 146,3 millones, lo que supone un 13,4% más con respecto al año anterior. Y el capítulo de suministro de biocombustibles, en 2017 representó un negocio de 326,5 millones de euros, un 12,1% más. En este apartado, se incluyen los diferentes productos derivados de la biomasa para calefacción en España: astilla, pellet, hueso de aceituna, cáscaras de frutos secos, etcétera.

Más de 1.000 empleos anuales

El sector de la biomasa emplea en España a 17.360 personas, según los datos del Observatorio de la Biomasa. De ellos, aproximadamente el 50% (8.650) corresponde a los puestos de trabajo que ha generado la actividad en calefacción y la venta de equipos. El resto, 8.710 empleos, se sitúan en la actividad más tradicional, vinculada al aprovechamiento de la leña, así como a la generación eléctrica con biomasa de origen forestal o agroalimentario. La actividad relacionada con la calefacción, que comercializa y mantiene equipos de alta eficiencia, registra incrementos anuales de empleo en torno al 15%, lo que en 2017 supuso un aumento de más de mil puestos de trabajo.

Considerando toda la cadena de valor, desde la industria a la distribución, pasando por las tareas de instalación de equipos, en 2017 se generaron 2.981 empleos en el sector, debido al fuerte incremento registrado en las ventas de estufas y de calderas. Y solamente el trabajo de mantenimiento de las 244.197 instalaciones de biomasa tecnificada operativas en 2017 necesitó 1.460 empleos.

La mayor parte del empleo que demanda el consumo de la biomasa para calefacción en España, en concreto para estufas y calderas, (4.210 puestos de trabajo) se concentra en torno a la producción, transformación y distribución de biocombustibles como son el pellet, la astilla de madera para uso térmico y el hueso de aceituna, entre otros. Estos empleos se generan básicamente en zonas rurales, es decir donde más se necesitan para evitar el despoblamiento rural y el abandono de los bosques, facilitando la gestión de los mismos y reduciendo el riesgo de incendios forestales.



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