El acto contó con la participación de Íñigo Sobrini, presidente de la Asociación Española de Evaluación de Impacto Ambiental, Sergio López, Subdirector General de Hidrocarburos del Ministerio de Industria, Energía y Turismo; Ángel Cámara, Catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid y José Luis Simón, Catedrático de la Universidad de Zaragoza.

A lo largo de sus intervenciones, todos los ponentes incidieron en la importancia que tiene para el desarrollo de esta práctica la evaluación ambiental en la que se analicen sus posibles riesgos y afecciones. En este sentido, Ángel Cámara destacó que si no hay garantías refrendadas en un dictamen ambiental, hay que aplicar el principio de “tolerancia cero”. No obstante, Íñigo Sobrini puntualizó que en España aún “no se han planteado proyectos de explotación de recursos, sino de proyectos de investigación y estudio”.

Las diferencias de opinión llegaron al analizar si se debe avanzar más rápido en esta materia y conceder más permisos para investigar. Por su parte, Sergio López aseguró que “a veces, la oposición al fracking es más pasional que racional ”e incidió en el cambio en el mapa energético y geopolítico a nivel mundial que puede conllevar la potenciación de esta nueva práctica. Afirmó que para 2035, la demanda del consumo de energía aumentará un 35% y que, ante este horizonte, “Europa y España no pueden renunciar a la extracción de hidrocarburos” siempre que se cumpla con la legislación medioambiental de forma rigurosa. Y puso como ejemplo a EEUU, que podría convertirse en unos años, en el “mayor productor mundial de petróleo”.

Consideraciones ambientales del Fracking

Con respecto al caso de España, López informó de que en 2012 había ya 70 solicitudes para investigar posibles yacimientos, dado que nuestro país es una de las cuencas menos exploradas del continente. A este respecto, Ángel Cámara apuntó que el fracking “no es un tema nuevo, se conoce desde el siglo XVIII y se practica desde hace mucho tiempo”, aunque reconoció que es en los últimos años cuando se ha hablado más al respecto.

Tras comparar las reticencias existentes hacia el fracking con la desconfianza surgida en su momento hacia el carbón, detalló cuatro condiciones básicas que se deben cumplir para aceptar un proyecto en este ámbito: que esté socialmente aceptado, que sea regulado y controlado adecuadamente, que sea técnicamente impecable en su planificación y desarrollo y una transparencia total. No obstante, recalcó que a veces “hay que asumir ciertos riesgos para que la sociedad pueda avanzar”.

Posibles riesgos ambientales del fracking

Quien más centró su intervención en los posibles riesgos ambientales del fracking fue José Luis Simón, quien advirtió de que se trata de una práctica no convencional que utiliza una “tecnología no convencional”, orientada hacia unas perspectivas económicas que están aún por definir como también lo están sus riesgos ambientales.

Unos factores ante los que Simón pidió aplicar el “principio de la precaución” y de la “geología preventiva”, más aún teniendo en cuenta que según su opinión, el impacto que puede tener, por ejemplo sobre el agua y su contaminación, es muy difícil de calcular. En cualquier caso, Simón también afirmó que si bien no hay que rechazar el fracking porque todo lo que ofrezca sea malo, no “hay que pensar que la tecnología nos salvará de todo”.



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