La industria del transporte marítimo global ha aceptado por primera vez reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Más de un centenar de países -que se han reunido en la Organización Marítima Internacional (OMI) en Londres- han fijado objetivos de lucha contra el cambio climático al sector del transporte naval para ayudar al cumplimiento del Acuerdo de París. Todos estos países se han comprometido a reducir hasta 2050 al menos un 50% sus emisiones de gases de efecto invernadero respecto a las de 2008. Kitack Lim, Secretario General de la Organización Marítima Internacional (IMO), dijo que la adopción de la estrategia “permitiría que el trabajo futuro de la OMI sobre el cambio climático se construirá sobre una base sólida”.

El transporte marítimo internacional expulsa alrededor de 800 millones de toneladas de estos gases al año, lo que supone algo más del 2% de todas las emisiones de CO2 mundiales, asegura la IMO, la agencia de la U.N. responsable de regular la contaminación de los barcos. Esto significa alrededor de la cantidad emitida por Alemania, según los últimos datos de la UE disponibles, y se prevé que crecerá significativamente si no se controla.

Un acuerdo menos ambicioso 

Aunque el plan de compromiso es un acuerdo histórico en este sector, no se alcanzaron los objetivos más ambiciosos. Algunos países habían puesto sobre la mesa unos objetivos más ambiciosos. Por ejemplo, la Unión Europea y varios Estados isleños del Pacífico -cuya supervivencia está amenazada por el incremento del nivel del mar- querían una reducción de al menos el 70% en 2050. Los delegados aseguran que la oposición de algunos países, incluidos Estados Unidos, Arabia Saudí y Panamá, había limitado lo que se podía haber logrado en la sesión de la OMI.

La comisaria europea de transporte Violeta Bulc y el comisionado climático Miguel Arias Canete dijeron en un comunicado conjunto que mientras la UE “buscaba un mayor nivel de ambición, este es un buen punto de partida que permitirá una mayor revisión y mejoras a lo largo del tiempo”. Bill Hemmings, director de transporte marítimo del grupo activista ecológico Transport Environment, dijo que “la OMI debería y podría haber ido mucho más allá”. Pero también agregó que “esta decisión pone al transporte marítimo en un rumbo prometedor”.

Por su parte, la asesora de política internacional de Greenpeace, Veronica Frank, ha indicado que el plan está lejos de ser perfecto, pero la dirección ahora es clara: una reducción gradual de las emisiones de carbono. “Esta descarbonización debe comenzar ahora y los objetivos deben mejorar por el camino, porque sin medidas concretas y urgentes para reducir las emisiones del transporte marítimo ahora, la ambición de París de limitar el calentamiento global a 1,5 grados estará fuera del alcance” ha argumentado.

La asociación marítima BIMCO, en cambio, lo describe como un “logro histórico”. De hecho, el sector naviero, junto con el de aviación, evitó fijar objetivos específicos de reducción de emisiones en el pacto climático global acordado en París a finales de 2015, que tiene como objetivo limitar el aumento de las temperaturas a nivel mundial a “muy por debajo” de 2 grados centígrados a partir de 2020.



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