Esta investigación es pionera por considerar la multifuncionalidad de determinados sistemas ganaderos en los análisis de emisiones de gases de efecto invernadero. En especial, de los sistemas de producción ganadera basados en el pastoreo, ya que suelen estar estrechamente vinculados con áreas de alto valor natural y con zonas rurales desfavorecidas. Desde un punto de vista social, científico y legislativo, se ha reconocido que estos sistemas, además de producir carne, ofrecen otras funciones a la sociedad, como la preservación del paisaje, la conservación y mejora de la biodiversidad o la prevención de incendios forestales. Estos bienes públicos, a los que se ha denominado genéricamente servicios de los ecosistemas, no suelen ser considerados cuando se realizan análisis de impacto ambiental en el sector agrario.

Con estas premisas, el estudio revela que cuando solo se computa la producción de carne de cordero, las emisiones de gases de efecto invernadero por kilogramo de cordero descienden de acuerdo al nivel de intensificación. Sin embargo, cuando se incluyen los servicios de los ecosistemas en los cálculos, las menores emisiones corresponden a los sistemas ganaderos basados en el pastoreo. Los resultados del trabajo sugieren la necesidad de revisar las metodologías actuales para la evaluación de la huella de carbono de los productos ganaderos, así como de reconocer y valorar las múltiples funciones que la ganadería desempeña en las zonas rurales de los países mediterráneos.

Los investigadores de la Unidad de Producción Animal del CITA, adscrito al Departamento de Industria e Innovación del Gobierno de Aragón, han estudiado tres sistemas de explotación localizados en agro-ecosistemas representativos como montaña alpina, montaña mediterránea y valle del Ebro, con diferentes niveles de intensificación productiva: un sistema extensivo basado en el pastoreo, un sistema mixto tradicional que combina la producción ovina con el cultivo de cereal y un sistema intensivo de estabulación permanente.

La evaluación de las emisiones de gases de efecto invernadero [metano (CH4), óxido nitroso (N2O) y dióxido de carbono (CO2)] se ha desarrollado mediante el método del Análisis del Ciclo de Vida (ACV). El ACV permite estimar el impacto ambiental de un producto desde la extracción de las materias primas hasta la obtención del mismo, incluyendo las fases de producción y distribución e incluso su utilización y eliminación o reutilización. El cálculo de las emisiones se realizó mediante la adaptación y aplicación de un modelo desarrollado por la FAO en el año 2010.



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