Noruega tiene el aeropuerto más verde del mundo

Entre las ideas más originales puestas en práctica en el nuevo edificio del aeropuerto de Gardermoen, a 48 kilómetros al noreste de la capital, que amplía con su puesta en marcha su capacidad de recepción de viajeros a 32 millones anuales, está el uso de la nieve acumulada durante el invierno para refrigerar las instalaciones durante el verano, una iniciativa pionera a nivel mundial en esta clase de infraestructuras.

La nieve retirada durante los meses invernales de las pistas de despegue y aterrizaje y de la plataforma de rodaje, que puede alcanzar un volumen de hasta 22.000 metros cúbicos cada temporada, se conserva acumulada y protegida por una capa de serrín en una piscina de 8.000 metros cuadrados para utilizarla como elemento enfriador de la terminal de pasajeros, que con ello consigue reducir considerablemente el consumo energético durante las horas punta.

En los meses más cálidos, el frío del agua de fusión se recupera en un intercambiador de calor y se transfiere a la planta central de refrigeración. El agua se devuelve a la pila para repetir el intercambio de calor con la nieve y el hielo allí acumulados, lo que hace posible un nuevo ciclo de transmisión de energía fría a los sistemas centrales de refrigeración.

Por su parte, las aguas residuales de la parte meridional de los municipios de Ullensaker y Nannestad y del mismo aeropuerto de Oslo se recuperan y se utilizan para abastecer la calefacción en invierno. Un sistema de bomba de calor emplea estas aguas grises y suministra el calor a los edificios a través de una red de alcantarillas con tuberías de calefacción y refrigeración.

La mitad de consumo

En total, sumando diferentes conceptos y dispositivos de eficiencia energética empleados en la nueva construcción, de 120.000 metros cuadrados de superficie y 19 puertas de embarque, la terminal inaugurada la pasada primavera consume un 50% menos de energía que los edificios anteriores del aeropuerto, que tenían apenas 15 años.

Para evitar la formación de hielo en las pistas y plataformas, e incluso en los mismos aviones, especialmente en las alas, es preciso el uso de productos químicos que podrían contaminar las aguas freáticas situadas bajo el aeropuerto. Para evitarlo, toda el agua de la superficie exterior del aeropuerto procedente del deshielo de nieve contaminada se recoge y canaliza hacia la planta de tratamiento del municipio de Ullensaker. Para verificar que las aguas subterráneas no se contaminan se han perforado unos 200 pozos para extraer líquido y analizarlo.

El techo de la nueva terminal, que ha obtenido, por primera vez en un aeropuerto de todo el mundo, la calificación de “excelente” por parte de BREEAM -el primer método de evaluación ambiental internacional para edificios, creado en 1990- se ha cubierto de madera, en lugar del metal brillante empleado anteriormente en otras terminales. Se trata de madera certificada como procedente de bosques sostenibles.

"No comenzamos este proyecto con el objetivo de convertirnos en el aeropuerto más respetuoso con el medio ambiente del mundo", admite Bjørn Olav Susæg, de Nordic, el estudio de arquitectura local que diseñó la terminal, aunque sí con la clara intención de reducir el consumo de energía a la mitad respecto a las terminales preexistentes, puntualiza.



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