Comprender lo que piensan los demás es posible

Los investigadores han descubierto que es a los 4 años de edad cuando empezamos a entender esta parte del mundo en la que nos damos cuenta de las diferencias entre nuestras creencias y las de los demás.

Por ejemplo, si le decimos a un niño de 3 años que comprenda por qué otro niño se sorprende al ver que su chocolate no está donde lo había dejado (pues la madre lo ha cogido y lo ha guardado en la alacena), veremos que este pequeño no entiende la situación. Sin embargo, a los 4 años tendrá una comprensión correcta de lo sucedido. 

Por lo tanto, hay un avance fundamental en el desarrollo del cerebro entre los 3 y los 4 años: es cuando empezamos a atribuir pensamientos y creencias de los demás y a entender que sus creencias pueden ser diferentes. Antes de esa edad, los pensamientos no existen independientemente de lo que vemos y sabemos sobre el mundo. Es decir, es cuando desarrollamos una "teoría de la mente".

Este equipo de científicos alemanes ha descubierto específicamente que esto está asociado con el avance del desarrollo. La maduración de las fibras de una estructura cerebral llamada fascículo arqueado (clave en el desarrollo del lenguaje) entre las edades de 3 y 4 años establece un enlace, una conexión de dos regiones críticas del cerebro: un área en la parte posterior del lóbulo temporal que nos ayuda a pensar/reflexionar sobre los demás y sus pensamientos y una región en el lóbulo frontal que implicada en mantener los pensamientos en diferentes niveles de abstracción. Por lo tanto, nos ayuda a comprender lo que es el mundo real y cómo son los pensamientos de los demás.

Solo cuando estas dos regiones del cerebro están conectadas a través de una forma de arco, los niños pueden empezar a entender lo que piensan los demás. Esto es lo que nos permite predecir situaciones. Curiosamente, esta nueva conexión en el cerebro apoya la capacidad de otras capacidades cognitivas, tales como la inteligencia, el control de los impulsos o la habilidad para el lenguaje.

"El fascículo arqueado podría ser la razón por la que los seres humanos son particularmente buenos en la comprensión de lo que piensan otras personas y predicen su acción. A pesar la capacidad de los simios para entender otras personas, lo hacen en un grado mucho menor. Esto podría ser el resultado de una conexión de fibra más débil", aclara Charlotte Grosse Wiesmann, líder del trabajo.



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