Tremendo error al pensar que una pequeña fábrica francesa es la empresa que más CO2 emite

La previsión era que en 2016 estas emisiones de gases -principalmente, CO2- caerían entre el 2% y el 4%. Pero el infinito archivo de Excel que la Comisión Europea colgó en su web mostraba otra realidad: el sector industrial y de generación de electricidad -al que se corresponden esas más de 12.000 fábricas y centrales- había aumentado sus emisiones, según calcularon los analistas.

Tras cinco años consecutivos de descensos, se rompía la buena racha europea en este apartado de la lucha contra el cambio climático. Las emisiones que están dentro de este régimen de comercio europeo suponen el 45% de todo el CO2 que la economía de la UE expulsa a la atmósfera.

Al repasar el registro, la culpable era una desconocida y minúscula -en comparación con las gigantes centrales térmicas- fábrica de fertilizantes del sur de Francia. Había nacido un coloso de las emisiones: la factoría que el grupo noruego Yara tiene en Ambès, en el sur de Francia, que cuenta con 90 empleados.

En 2016, según el registro, había emitido casi 53 millones de toneladas de CO2 equivalente, la unidad de medida con la que se contabilizan los gases de efecto invernadero. Para hacerse una idea: las 15 centrales españolas de carbón expulsaron, juntas, 52 millones de toneladas en 2015. De hecho, los datos que figuraban en el registro situaban esta fábrica como la instalación de toda la UE con más emisiones en 2016, por encima de la megacentral de carbón polaca de Elektrownia Belchatów, que solo el año pasado registró 35 millones de toneladas y encabeza el ranking europeo de instalaciones contaminantes.

Evidentemente, había un error. "En el registro de emisión de Yara Ambès hubo una confusión entre toneladas y kilogramos", explica la compañía a través de un correo electrónico. "Ocurrió cuando la administración regional francesa hizo una actualización de la entrada de datos, que condujo a la información incorrecta", añade la empresa. En realidad, lo que había emitido durante 2016 eran 54.597 toneladas. 

De haber sido cierta la primera cifra errónea, y tomando de referencia de un precio de cinco euros por tonelada de CO2, la fábrica tendría que haber pagado 260 millones de euros. La ruina. Y la realidad -como se podía observar en el documento corregido que Bruselas publicó la tarde del mismo lunes- es que la fábrica no tendrá que pagar nada porque ha emitido menos CO2 del que tenía asignado.

"No recuerdo un error así de grande", dice Marc Falguera, responsable de Vertis, compañía especializada en mercados de carbono. Los analistas se percataron pronto del fallo al comparar los datos de la fábrica con los de 2015. Pero, en un primer momento, el precio de la tonelada de CO2 en los mercados creció. Un aumento de las emisiones de Europa suponía que habría menos derechos disponibles en el mercado.



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