Así lo ha explicado a Europa Press Fernando Valladares, científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Centro de Ciencias Medioambientales de Madrid, que ha señalado que más que las temperaturas, que "no están siendo tan inusualmente frías", le preocupa la escasez de precipitaciones que está haciendo a este invierno ser de carácter seco.

Además, ha indicado que "lo normal" en invierno es "que haga frío" y que la percepción de la temperatura está "muy influida" por la humedad. "Hay cosas que hay que tener en cuenta, pero los seres humanos tenemos muy poca memoria a largo plazo. Nuestro antes está distorsionado", ha apostillado, al tiempo que ha añadido que la sensación general ha sido de que en diciembre y enero pasados ha hecho calor, mientras que las temperaturas no fueron más cálidas que en años precedentes.

Asimismo, considera que la sequedad de este invierno provocará un "efecto directo" sobre los espacios naturales y que la productividad de las cosechas resultará afectada.

Sin embargo, Valladares asegura que esta ola de frío "encaja perfectamente" con los escenarios de cambio climático, a pesar de que "a muchos les extrañe" al hablar de calentamiento global. "Es una consecuencia del cambio climático. No solo por el calentamiento, sino por otras causas", ha dicho.

Para el científico, la atmósfera con más energía tiene más variabilidad y mayor frecuencia de los eventos climáticos extremos. En este sentido, ha manifestado que, si antes la frecuencia de retorno de una ola de frío polar como esta era de 10 años, ahora se producen cada cinco años. "Lo mismo pasará con el calor, el granizo u otros eventos climáticos", ha apostillado.

Por ello, ha vaticinado que la población deberá estar cada vez más acostumbrada y preparada para inundaciones, olas de frío o de calor, o de granizo, o saltos de temperaturas "tan abruptos" como la registrada del miércoles al viernes pasado.



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