¿Ser impactados o ayudar a contrarrestar los efectos? de cara al cambio climático Latinoamérica es a la vez un área de alto riesgo y una alternativa para la captura de carbono y la mitigación, el dilema entre sufrir o ayudar dependerá en gran medida de las decisiones políticas y la seriedad con que se aborde el tema.

Como avance de lo que podría significar un informe que se lanzará en noviembre, la vicepresidenta del Banco Mundial, Pamela Cox, presentó a la prensa algunos de los avances que reflejará este reporte sobre los retos del cambio climático en Latinoamérica y el Caribe.

Durante la presentación, fue acompañada por la directora regional para Mesoamérica de la UICN, Grethel Aguilar, quien acotó el valor ético de confrontar con acciones, políticas y presupuestos los requerimientos de la región para afrontar los efectos que actualmente se viven y que se esperán para el futuro cercano y lejano.

De acuerdo con los datos presentados por Cox, se estima que el impacto económico de los daños del cambio climático en los próximos años podrían ir entre un 2% y un 56% del producto interno bruto de Latinoamérica. Sin embargo, estos datos no incluyen una contabilización de la destrucción de los ecosistemas, los impactos de los desastres o eventos catastróficos de un calentamiento acelerado.

No obstante, en su avance del reporte, la vicepresidenta del Banco Mundial señaló que Latinoamérica tiene importantes oportunidades en cuanto a su capacidad de ofrecer oportunidades de bajo costo para mitigar el impacto del cambio climático por medio de la reducción de deforestación y degradación de las tierras. Para lograr esto, se deben abrir los espacios de financiamiento económico y de generación de alternativas de producción sostenible.

Latinoamérica solo contribuye con un 6% de la emisiones que provocan el cambio climático, pero los impactos sobre la region son de relevancia extrema. El aumento del nivel del mar y el avance de la línea de la costa sobre ciudades populosas; la dependencia de comunidades y ciudades enteras de glaciares cercanos a su derretimiento total, los cambios abruptos en el patrón lluvioso de miles de hectáreas dedicadas por entero a la agricultura y los pastizales; los huracanes y tormentas cada vez más frecuentes e intensas; la reaparición de enfermedades que se suponían extintas; así como el aumento exponencial de vectores transmisores de enfermedades como la malaria o el dengue, son parte de un escenario desastrozo que se require aplacar a partir de políticas y acciones que ataquen las causas medulares del cambio climático.

Grethel Aguilar, señaló que la mayoría de los impactos recaen sobre poblaciones con una alta vulnerabilidad. Se estima que en Latinoamérica existen 226 millones de personas que viven en la pobreza, de los cuales, 77 millones ni siquiera tienen acceso al agua potable. En esos términos, para la directora regional para Mesoamérica de UICN, las medidas de mitigación del cambio climático deberían contemplar cómo abordar las necesidades de estas personas quienes sufrirán más directamente los eventuales impactos de los fenómenos climáticos venideros. Para lograr esto claramente se hace necesario ajustar la inversion pública para encarar los retos.

De acuerdo con Cox, parte de los esfuerzos que se impulsarán desde el Banco Mundial se enfocarán en incrementar o favorecer la producción de energía limpia, el favorecimiento de Fuentes alternativas de energía como el etanol, siempre y cuando este sea económica y ambientalmente sustentable, la apertura de incetivos para la reducción de la deforestación y la degradación del suelo, la promoción de la producción más limpia y el apoyo a iniciativas de conservacion de la biodiversidad.

Algunos datos relevantes sobre el cambio climático en Latinoamérica y el Caribe:

– 77 millones de personas al 2020 sufrirían la escasez de agua
– Latinoamérica cuenta con una extensa biodiversidad: 27% de los mamíferos, 34% de las plantas, 37% de los reptiles; 43% de la saves y 47% de los anfibios podrían ser severamente afectados.
– Cerca del 30% de los corales han desaparecido desde 1980 debido a la elevación de la temperature de los mares. Pérdida de un 4.4% del territorio de Brazil (desde un 3% en el sur hasta un 16% en el Amazonas)
– Pérdida de entre un 12 a 13% del área en Centroamérica, Chile y Colombia.



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