La batalla contra el cambio climático

Ciertamente, la brecha que hay entre los recortes de emisiones de gases prometidos por los gobiernos y las reducciones pedidas por los científicos para el 2030 son enormes, y no evitan los riesgos de un cambio climático peligroso. Pero el descenso del consumo de combustibles fósiles los últimos años, entre otros factores, hace pensar a algunos expertos que no hay que tirar la toalla.

El director ejecutivo del Programa de la ONU para el Medio Ambiente, Erik Solheim, afirmó el martes que EE.UU. podría cumplir el Acuerdo de Paris a pesar de que el presidente Donald Trump está decidido a ejecutar su plan para retirar a su país de este pacto internacional.

“Con toda probabilidad, Estados Unidos cumplirá con su compromiso de París; y no será por la Casa Blanca, sino por el sector privado”, dijo. Su argumento es que, pese a este discurso de Trump, “todas las grandes compañías norteamericanas” están trabajando para realizar actividades más limpias.

Scott Pruitt, jefe de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), firmó el pasado 10 de octubre la propuesta legislativa que derogará el Plan de Energía Limpia ultimada en el 2015, para revitalizar la industria del carbón (el combustible que tiene más impacto climático) y reducir las medidas de protección ambiental. Sin embargo, los funcionarios de la ONU resaltan que muchas compañías, al margen de la postura oficial de su país, han emprendido otro camino diferente. 

John Christensen, alto funcionario del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), ha señalado que algunos estados de EE.UU., como California, están “actuando independientemente de lo que la Casa Blanca decida”. Muchas voces opinan que en EE.UU. no se frenará la decadencia del carbón, pues este combustible está lejos de poder competir con las fuentes de energías más limpias y más baratas.

Las emisiones en Estados Unidos caen (pero menos de lo necesario)

De hecho, las emisiones de gases invernadero en EE.UU. están cayendo desde el 2008, lo que coincide con un momento en que el gas natural y las energías renovables (eólica y solar, sobre todo) han empezado a sustituir al carbón en la generación eléctrica. Algunos estados han declarado que continuarán su apoyo a la acción climática para cumplir el acuerdo de París. La economía de California ha crecido rápidamente los últimos años, y ahora el 25% de su electricidad procede de las fuentes de energía renovables (otro 10% adicional de la hidroeléctrica) y sólo el 4% del carbón.

Según un análisis del Grupo Rhodium (a partir de las políticas de Trump), las emisiones de gases invernadero de los Estados Unidos probablemente caerán entre 15 y 19% en el 2025 respecto a los niveles de 2005, en lugar de sufrir un descenso de entre el 26% a 28% prometido por la administración Obama.

Pero no conviene pasar al triunfalismo injustificado. El PNUMA ha precisado que, en cualquier caso, los planes gubernamentales mundiales y las promesas del sector privado y de las autoridades locales hacen prever un aumento de la temperatura de al menos 3º C para el 2100, lejos por lo tanto de la meta del acuerdo de París. En este acuerdo se fijó como objetivo limitar el calentamiento a 2 ºC o menos (respecto a la temperatura de la época preindustrial).



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