Gracias a estos sensores, se ha podido verificar que los ejemplares que, una vez inician sus vuelos, cruzan el Estrecho y se establecen en Marruecos

La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha incorporado por primera vez en la reintroducción mediante cría campestre de águila imperial unos emisores GPS-GSM que permiten conocer en todo momento la posición de los ejemplares, facilitando así su seguimiento las 24 horas del día. 

El consejero, José Fiscal, ha informado en Sevilla sobre las acciones desarrolladas en el marco de este programa en 2015 junto al coordinador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Andalucía, Miguel Ferrer.

El programa de reintroducción mediante hacking, o cría campestre, de águila imperial se ha llevado a cabo desde el pasado mes de mayo hasta octubre con éxito, tras la incorporación al medio natural de seis pollos, que previamente habían sido rescatados al presentar riesgos de potencial mortandad. 

La cría campestre consiste en colocar los pollos de la especie que se quiere reintroducir en el medio natural en un nido artificial en el lugar donde se desea establecer la población, y alimentarlos, hasta que sean capaces de hacerlo por sí solos.

La liberación se ha producido en una finca de la comarca de La Janda, en Vejer de la Frontera (Cádiz), lugar donde la Consejería desarrolla la reintroducción de esta especie, que llevaba 30 años desaparecida en la provincia. 

También se han utilizado emisores vía satélite para la localización de ejemplares correspondientes a núcleos de Cádiz, Doñana y Sierra Morena (10 pollos), por lo que este año se han radiomarcado 16 pollos.

Las características de los emisores GPS-GSM permiten la determinación de las posiciones diarias de los ejemplares y su descarga a través de la red de telefonía móvil. 

Gracias a la colocación de estos sensores, se ha podido verificar que las águilas que son reintroducidas en la zona de La Janda, una vez inician sus vuelos, son capaces de cruzar el Estrecho y establecerse en Marruecos. 

Estos movimientos, que con anterioridad se habían observado puntualmente, en la campaña de 2015 se han podido corroborar en cuatro de las seis aves liberadas. 

Este hallazgo plantea un nuevo escenario para la conservación de esta especie, que pasa necesariamente por aumentar la colaboración con Marruecos en biodiversidad y transferir el conocimiento generado por el CSIC en temas de protección de tendidos eléctricos, entre otros.

En este sentido, José Fiscal ha destacado en la presentación que estos datos son esperanzadores, pero deben de confirmarse con futuras campañas de radio marcaje con emisores GPS. 

Fiscal ha subrayado que este avance tecnológico ha sido posible gracias a la colaboración que presta al Plan de Recuperación del Águila Imperial Ibérica el personal técnico del CSIC, en concreto, de la Estación Biológica de Doñana. 

El consejero también ha agradecido la implicación de los propietarios de la finca, los cazadores de la zona y los voluntarios de la Fundación Migres.

Cuatro de los seis pollos liberados en La Janda cruzaron el Estrecho, mientras que uno se quedó en los alrededores de las provincias de Córdoba y Ciudad Real, y el otro en la provincia de Cádiz. Dos de las águilas que han sido reintroducidas han muerto electrocutadas, una de ellas en Marruecos, y la otra en Sevilla.

Andalucía cuenta ya con más de un centenar de parejas nidificantes

Por otro lado, los datos recogidos están permitiendo confirmar la estratégica situación de la recuperada población de Cádiz, resultado del proyecto de reintroducción de la especie que comenzó en 2002 y que ha conseguido establecer 5 parejas de águilas en la comarca de la Janda. Además, el seguimiento de los ejemplares esta demostrando que esta población de Cádiz era el puente de conexión entre Doñana y Sierra Morena, el cual, una vez restablecido, ha permitido aumentar la viabilidad de las poblaciones de la especie en Andalucía.

Estos estudios forman parte de la larga trayectoria de investigación de la Estación Biológica de Doñana CSIC en lo relativo a la recuperación de especies amenazadas. En concreto, en el caso del águila imperial, desde 1986 se han estudiado numerosos aspectos cruciales en la conservación de la especie, cuyos resultados y recomendaciones, impulsas por la Consejería han permitido pasar de 21 parejas censadas en 1986 a más del centenar localizadas en 2015, constituyendo el mayor crecimiento jamás registrado en esta especie.

Un dato, que de mantenerse durante los próximos seis años, permitirá eliminar el riesgo de extinción del águila imperial en la Comunidad. De ahí que tanto el consejero, como el coordinador del CSIC hayan recalcado que la colaboración entre gestores e investigadores ha sido la clave de estos éxitos



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