Eric Karsenti del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL) de Heidelberg (Alemania) dedicó al estudio un editorial en Molecular Systems Biology.

"La vida y la evolución comenzaron en los océanos, pero son pocos los conocimientos que se poseen sobre la distribución de la biodiversidad marina", afirmó el Dr. Karsenti, codirector del proyecto TARA OCEANS. "Si no fuese por estos microorganismos no existiríamos. En primer lugar somos sus descendientes evolutivos y en segundo lugar generan la atmósfera terrestre".

El objetivo principal del estudio fue determinar la interacción entre los organismos microscópicos y su entorno. El equipo también indagó en la evolución temporal de estos sistemas complejos. Los datos recabados muestran que los organismos microscópicos suponen el 98% de la vida marina.

"Supone una interacción entre especies distintas y cada una influye en el entorno", según declaraciones del Dr. Karsenti realizadas a Molecular Systems Biology en un podcast. "Los océanos presentan una enorme heterogeneidad tanto geográfica como a distintas alturas y cada masa de agua posee un ecosistema distinto".

Los trabajos en este tipo de proyectos han ganado intensidad en los últimos años sobre todo debido a los progresos logrados en las técnicas de secuenciación de ADN (ácido desoxirribonucleico) y microscopía automática. La comunidad científica también está en condiciones de generar un mapa biológico de sistemas globales sobre las interacciones entre los microorganismos y su hábitat gracias a métodos de procesamiento de datos de gran potencia.

La biología de sistemas se dedica a representar, comprender y modelar la red completa de interacciones que constituyen la vida. "La biología de sistemas puede aplicarse a cualquier nivel de organización de los organismos vivos, desde las interacciones moleculares a los ecosistemas y la evolución", aclaró el Dr. Karsenti.

La recopilación de muestras permite a los científicos obtener información clave de la composición genética de los microorganismos descubiertos en los océanos y los mares del planeta. Esta información también explica el entorno físico y la forma de los microorganismos.

Esta información, unida a imágenes satelitales en tiempo real de los océanos, otorga a los científicos las herramientas necesarias para construir modelos computacionales predictivos de los microorganismos.

"Confiamos en utilizar los datos para enriquecer modelos computacionales que describan la evolución de los ecosistemas marinos", afirmó el Dr. Karsenti. "Una vez finalizado el viaje oceánico y la fase de recolección del mismo, apreciamos una aceleración de la investigación en tierra".



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