El gobierno español firmó el Convenio de Diversidad Biológica de Naciones Unidas, por el que se comprometió a frenar la pérdida de biodiversidad aplicando las llamadas veinte Metas de Aichi. El plazo para aplicar esas metas vence en 2020, una fecha a partir de la cual la pérdida de biodiversidad podría ser irreversible.

En el informe, Ecologistas en Acción analiza, a través de 40 indicadores ambientales, económicos y sociales, el grado de aplicación actual en el Estado español de esas metas. Analiza además la tendencia de cumplimiento en los próximos años, que serán decisivos.

El resultado es alarmantemente negativo. Únicamente en 5 metas existe un avance en el cumplimiento, aunque claramente insuficiente, mientras que en 14 metas el avance ha sido nulo o muy escaso. Más preocupante todavía es que la tendencia, en general, sea también negativa. Solo en 6 de las 19 metas evaluadas existe una tendencia positiva.

El informe señala como principal justificación de este avance la falta de acción contra las causas subyacentes a la destrucción de la naturaleza. Estas causas, fundamentadas en un sistema económico que explota el medio natural muy por encima de los niveles sostenibles, requieren de un cambio de mentalidad y de modelo de producción y consumo.

El informe advierte que aún no se valora suficientemente la biodiversidad, no se tiene en cuenta en la inmensa mayoría de las decisiones políticas y para la que no se destinanrecursos suficientes, mientras siguen existiendo subsidios perjudiciales para la naturaleza.

Resulta fundamental actuar sobre la protección de especies amenazadas, la gestión de los espacios naturales protegidos o las acciones sobre la calidad del medio ambiente, pero mientras que no se condicionen todas las políticas sectoriales a la conservación de la biodiversidad, no se conseguirá.

Crisis económica

Especial mención merece la actual crisis económica. Está provocando una cierta mejora en cuestiones ambientales, por ejemplo la ligera reducción de la huella ecológica o la decreciente tendencia en las emisiones de gases de efecto invernadero, pero se trata de una mejora circunstancial.

Además esa misma crisis está provocando el abandono de las políticas ambientales, que se manifiesta en los recortes en recursos económicos y personal destinado a la conservación de la naturaleza, en la falta de aplicación de la normativa ambiental por parte de las administraciones, y en la consideración general de que el medio ambiente es un lujo que en crisis económica no nos podemos permitir.

Las advertencias de la ciencia son contundentes: si no se actúa ya para preservar la biodiversidad, se traspasará un punto de no retorno en el cual los sistemas naturales se volverán impredecibles y sin posibilidad de recuperarse con las graves consecuencias que ello puede provocar, también económicamente.



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