Así consta en el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones (ISAF, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Florida (Estados Unidos), cuya base de datos rastrea los incidentes mundiales con escualos y define ataques no provocados de tiburón (los iniciados por uno de estos animales en su hábitat natural).

Esa base de datos señala que desde 2008 sólo hubo un año con más ataques no provocados por tiburones a personas: 2015, con 98 casos documentados; en un año que coincidió con un calentamiento en los océanos debido al fenómeno climático de "El Niño". Por detrás de 2015 (98 ataques) y 2017 (88) están 2012 (83), 2010 (82), 2016 (81), 2011 (79), 2013 (77), 2014 (73), 2009 (68) y 2008 (55).

El año pasado hubo cinco muertes de personas por ataques de tiburones, una cifra inferior a la de 2011 (13), 2013 (10), 2009 y 2012 (7 cada uno), y 2010 y 2015 (6 cada uno), pero superior a la de 2007 (1), 2014 (3) y 2008 y 2016 (4).

El 60,2% de los ataques no provocados de escualos en 2017 ocurrieron en Estados Unidos (53 casos), de los cuales 31 se registraron en Florida. También hubo casos en Australia (14); la isla Reunión (3); la isla Ascensión, Bahamas, Costa Rica, Indonesia y Sudáfrica (2 cada uno), y Brasil, Canarias, Cuba, Egipto, Inglaterra, Japón, Maldivas y Nueva Zelanda (1 cada uno). Dos de las cinco muertes del año pasado se documentaron en la isla Reunión y uno en Australia, Costa Rica y Cuba (la primera desde la década de 1930).

Puntos críticos

Lindsay French, administradora de la base de datos del Museo de Historia Natural de Florida, señala que se esperaba que los ataques no intencionados de tirubones a personas aumentaran por encima de la media del último lustro en 2017 debido a que se incrementaron tanto la población humana como el tiempo que las personas pasan en el agua.

"Si bien no ponemos demasiado énfasis en los cambios año tras año, se espera un ligero aumento a medida que el turismo de playa y los deportes acuáticos ganan popularidad", apunta. French considera como puntos críticos la isla Ascensión (entre América del Sur y África), que "tuvo sus primeros ataques desde el siglo XIX", y la isla Reunión (a la derecha de Madagascar), que registró "dos de las cinco muertes del año pasado".

El 59% de los ataques no provocados de tiburón estuvieron relacionados con deportes acuaticos con tabla. "Necesitamos recordar que entramos en el hábitat natural de un tiburón cuando ingresamos al agua. Las actividades de deportes acuáticos a menudo atraen tiburones de forma involuntaria debido a las salpicaduras, los remos, las patadas y las caídas", añade French.

La investigadora destaca que las poblaciones mundiales de tiburones siguen sufriendo por la sobrepesca y la pérdida de hábitat. "En promedio, los ataques de tiburones no provocados causan seis muertes en todo el mundo cada año. Pero las pesquerías matan anualmente cerca de 100 millones de tiburones y rayas, por lo que definitivamente existe una necesidad real de conservar estos animales y su hábitat para garantizar su supervivencia a largo plazo. Desempeñan un papel importante en los ecosistemas marinos", concluye.



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