Las Islas Canarias escondían tres volcanes submarinos en la zona norte del archipiélago y un equipo de investigadores coordinados por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, acaba de descubrirlo. Tal es la sorpresa y la alegría que ya los han bautizado con el nombre: monte Los Atlantes. Así, hacen honor al proyecto Atlantis que se desarrolla a bordo del Sarmiento de Gamboa, el buque oceanográfico del CSIC.
Concretamente estos nuevos volcanes se encuentran al este de Lanzarote y los expertos creen que podrían estar relacionados con las erupciones de Timanfaya. No obstante, también existe la teoría de que fueron islas en el Eoceno, hace entre 56 y 34 millones de años.
Explorando el mundo submarino
Este descubrimiento no se habría alcanzado sin el submarino no tripulado ROV, con el que se están investigando los fondos marinos alrededor del archipiélago entre los 2.500 y los 100 metros de profundidad. “Su objetivo es detectar señales de actividad submarina magmática e hidrotermal en el archipiélago, que podrían suponer un riesgo futuro para la población”, explican los investigadores en un comunicado. “También se están investigando los procesos ambientales y de formación de minerales submarinos en condiciones extremas, donde los microorganismos promueven la biomineralización de metales como el manganeso, cobalto, fosfatos o las tierras raras; todos ellos tan importantes en la transición energética”.
El grupo de investigación que ha realizado el hallazgo es el mismo que descubrió las denominadas abuelas, montes submarinos al sur de las islas Canarias que se consideran ancestros del archipiélago actual, entre las que se encuentra el famoso monte submarino Tropic.
Jardines de corales, esponjas tubos de lava
Ahora, descubren Los Atlantes. “Fueron islas en el pasado y se han hundido, aún se están hundiendo, como cuenta la leyenda de la Atlántida. Algunos hemos podido constatar que todavía mantienen sus playas”, explica el geólogo y coordinador del proyecto Luis Somoza.
A tenor de las imágenes obtenidas, han podido observar la ingente vida que hay en los fondos marinos después de que las coladas submarinas formaran los deltas de lavas, comprobando también cómo la vida submarina está renaciendo tras las recientes erupciones con nuevos jardines de corales y esponjas, o áreas cubiertas de tapices bacterianos junto a las fuentes hidrotermales. Algunas de las coladas de lava alcanzan más de 1.200 metros de profundidad. Al enfriarse su capa exterior, se forman tubos que permiten que fluya caliente sobre las pendientes, configurando impresionantes tuberías a grandes profundidades. Son las famosas toothpaste o lavas en forma de pasta dentrífica.