Los resultados obtenidos se han publicado en la revista Phytotaxa, especializada en taxonomía de plantas.

­­En el estudio, dirigido por el investigador del CSIC Pablo Vargas, del Real Jardín Botánico, se identifica el género Memoremea con un sola especie (Memoremea scorpioides), que se encuentra en Europa central, desde Alemania hasta Rusia. Su nombre procede del latín Memore me, que en castellano significa recuérdame. Se trata de una denominación complementaria a las Nomeolvides, nombre muy utilizado para designar a otras especies de Boragináceas. La Memoremea scorpioides se caracteriza por las inflorescencias laterales (axilares) en vez de terminales, por tener un polen más compacto y por contar con pelos lisos dispersos en el fruto.

El otro género descubierto recibe su nombre de Nihon, que significa Japón en el alfabeto latino. En este género están comprendidas las cinco especies perennes exclusivas del país asiático. Incluidas en un principio entre las Omphalodes, se distinguen de ellas por un fruto muy peculiar que en la parte más externa es negra, con pelos rígidos y con espínulas mientras que en la parte interior es blanco, de textura rugosa y pelos muy cortos.

Boragináceas en la biodiversidad global

Dentro de la familia de las Boragináceas se reconocen unas 2.500 especies que se pueden encontrar en todos los continentes, a excepción de la Antártida. “Su complejidad morfológica y evolutiva es todo un reto científico ya que hay diversidad de formas, desde hierbas hasta árboles. Supone una de las grandes lagunas del conocimiento en botánica”, asegura Vargas. El investigador añade que “se están realizando análisis genéticos que contribuyen a la reorganización de la familia, aunque aún queda mucho camino por recorrer”.

En este trabajo se han empleado técnicas de secuenciación del ADN así como métodos evolutivos. De este modo los investigadores han determinado que el género Omphalodes, considerado único hasta ahora, se divide en tres grupos evolutivamente independientes. Además, los científicos han realizado un estudio micromorfológico de los frutos tanto a partir del material propio recolectado en el campo como de la colección del Real Jardín Botánico y de otros jardines botánicos del mundo. “Las colecciones de herbario son fundamentales para este tipo de estudios”, apunta Vargas.

Proyecto Cero

La realización de este estudio ha sido posible gracias a la financiación del programa Proyecto Cero sobre especies amenazadas que cuenta con el respaldo financiero de la Fundación General CSIC y el Banco Santander, a través de su División Global Santander Universidades.

Estos proyectos pretenden promocionar investigaciones de excelencia, singulares y extraordinarias, desde una perspectiva transdisciplinar. Se dirigen a grupos de investigación vinculados a instituciones públicas de I+D españolas y se articula en convocatorias abiertas, enmarcadas en las cuatro grandes líneas estratégicas de la Fundación: especies amenazadas; envejecimiento, discapacidad y enfermedad; ecología humana y desarrollo, y Fronteras.

El investigador Pablo Vargas presentó en 2013 los resultados de un proyecto enmarcado en Proyecto Cero sobre el origen y conservación de fósiles vivientes (aquellos organismos que son los últimos supervivientes de linajes evolutivos antiguos) de plantas con flor endémicas en España.

Ana Otero, Pedro Jiménez-Mejías, Virgina Valcárcel y Pablo Vargas. Molecular phylogenetics and morphology support two new genera (Memoremea and Nihon) of Boraginaceae s.s. Phytotaxa. DOI:



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