Esta publicación propone soluciones basadas en la propia naturaleza para mejorar la gestión del agua, un asunto que la directora General de la Unesco, Audrey Azoulay, considera un “desafío mayor” que debe ser abordado en conjunto para impedir los eventuales “conflictos” vinculados a ese recurso.

“Necesitamos soluciones nuevas de gestión de los recursos hídricos para contrarrestar nuevos desafíos relacionados con la seguridad del agua planteados por el crecimiento demográfico y el cambio climático”, sostiene Azoulay, citada en el estudio presentado por este organismo.

Aumento de demanda

El informe dice que la demanda de agua en el planeta se ha “multiplicado por seis” en los últimos cien años y que crece a un ritmo del 1% anual en función del aumento de la población, del desarrollo económico y los patrones de consumo.

Señala además que la población mundial, actualmente de 7.700 millones de personas, llegará en 2050 a entre 9.400 y 10.200 millones, que en más de un 60% estarán concentrados en las ciudades.

Aún con “grandes diferencias” entre los países, también calcula que el Producto Interior Bruto (PIB) global “aumentará 2,5 veces” y que la demanda mundial de productos agrícolas y electricidad subirá entre un 60% y 80% para 2025, todo en un escenario afectado por el cambio climático.

Agricultura e industria

La Unesco identifica como problema adicional que la demanda para el riego en la agricultura representa “el 70 % de las extracciones de agua mundial” y que, por las variantes propias de esa actividad, de los suelos y las condiciones climáticas, el comportamiento de la demanda anual en ese sector está “plagado de incertidumbres”. 

En los sectores industriales, que incluyen el área de generación y distribución de energía y que consumen cerca del 20 % del agua en el mundo, el informe prevé que la demanda puede aumentar hasta ocho veces para 2050.

“Infraestructuras verdes”, frente a las “grises”

En ese contexto, la Unesco aboga por la adopción de las llamadas Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN), un concepto que apunta a la promoción de una “infraestructura verde”, en contraposición a la “infraestructura gris”de la urbanización y el cemento. 

El informe cita diversos casos en los que la “infraestructura verde” ha comenzado a dar frutos, como las “ciudades esponja” de China, que se proponen reciclar el 70% del agua de lluvia mediante suelos más permeables y dispositivos de colecta, almacenamiento y purificación, y rehabilitando los humedales aledaños.

También menciona el “sistema de intensificación del arroz” creado en Madagascar, que da mayor prioridad a la restauración de la función hidrológica y ecológica de los suelos frente al uso de nuevas variedades de semillas o productos químicos.

Ahorros de entre un 25 y un 50 % del agua

Con esas técnicas, la Unesco sostiene que “se permite ahorrar entre un 25% y 50% de agua, entre un 80% y 90% de semillas, o aumentar la producción de arroz hasta un 50%, según las regiones”.

Más allá de las buenas prácticas propuestas en la agricultura, la Unesco propone iniciativas para las ciudades, en las que la “ingeniería ecológica” ya plantea modelos que ayudan a la preservación del agua y el medio ambiente.

Considera como “ejemplos más visibles” las fachadas cubiertas de vegetales o los tejados ajardinados y recomienda formas “naturales” de reciclar y recolectar el agua, la creación de estanques para alimentar las capas freáticas y proteger las cuencas hidrológicas que alimentan las ciudades.

“Volver a las fuentes”

En el fondo, la Unesco sugiere que para atajar los problemas y la escasez se debe volver a las fuentes. 

“Durante mucho tiempo, el mundo ha recurrido en primer lugar a la infraestructura construida o gris para mejorar la gestión de los recursos hídricos” y “al hacerlo, frecuentemente ha dejado de lado el conocimiento tradicional e indígena, que adopta enfoques más ecológicos”, sostiene el informe.

Fuente: EFE Verde,



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