Sin contar con los vertidos de crudos y combustible que quedan después de fugas o accidentes, los gases que cada año deja el tráfico marítimo superan las emisiones totales de, por ejemplo, Alemania y alcanza los gases de efecto invernadero totales emitidos por Japón, uno de los países más contaminantes del mundo.

Los responsables de la Organización Marítima Internacional (OMI), reunidos en Londres, discutieron algunas propuestas de reducción de la contaminación en los océanos, que constituyen el 71% de la superficie terrestre.

Falta de compromisos

Los representantes de la protección de los océanos de Naciones Unidas, debatieron la propuesta del portavoz de EE UU, que propuso reducir las emisiones exigiendo mejoras en la eficiencia técnica de los aparatos. Así mismo, la OMI debatió medidas como la de castigar con un impuesto sobre el combustible para barcos, o poner en marcha un sistema de comercio de emisiones, similar al que ya funciona para las instalaciones industriales.

Para la asociación Oceana se trata, sin embargo, de medidas insuficientes. “Hasta la fecha, la mayoría de los debates de la OMI se centran en medidas voluntarias, sin fijar objetivos ni pautas para exigir mejoras reales”, lamenta Xavier Pastor, director de Oceana Europa.

Propuestas sencillas para contaminar

Para Pastor, "los mecanismos para reducir las emisiones de los barcos están a disposición de los armadores y de los gobiernos”, y propone algunas medidas sencillas, que afirma reducirían de forma sustancial la contaminación. “Reduciendo la velocidad de los buques en un 10%, sus emisiones disminuyen en un 23%, y la utilización de modernas velas de apoyo a la navegación, que están ya disponibles comercialmente, pueden reducir el consumo en un 30%”, señala.



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