Las plantas vitales para la alimentación humana se enfrentan a la amenaza creciente de plagas y enfermedades

 Las hormigas invasoras que devoran los cultivos, o el pernicioso "síndrome de decaimiento rápido del olivo", que seca las hojas y marchita las ramas de este árbol, son sólo algunas de multitud de amenazas para la sanidad vegetal que se están propagando con mayor facilidad en un mundo cada día más globalizado.  

 Expertos internacionales iniciaron hoy en la FAO una reunión centrada en las formas más efectivas para evitar que insectos, bacterias, virus y las malas hierbas infesten frutas, hortalizas y otros tipos de plantas y alimentos que se comercializan a diario en el mundo.  

 La reunión anual de la Comisión de Medidas Fitosanitarias (CMF), el órgano de gobierno de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF), reúne a especialistas de alto nivel de sanidad vegetal de los 182 países firmantes, así como de diversas organizaciones internacionales y el sector privado.  

 El tema elegido este año "Sanidad vegetal para la seguridad alimentaria", subraya el vínculo entre el compromiso de la comunidad internacional de erradicar el hambre en 2030 y el papel fundamental desempeñado por las plantas en la alimentación humana.  

 "Hemos observado recientemente una mayor atención a las enfermedades y plagas de las plantas, pero hay que hacer más para aumentar la concienciación y para mantener o mejorar la sanidad vegetal", aseguró el Director General Adjunto de la FAO para Operaciones, Daniel Gustafson, en su discurso en la inauguración del evento.  

 Gustafson subrayó cómo el trabajo de la CIPF -que tiene como objetivo salvaguardar la sanidad vegetal, preservar la biodiversidad y facilitar el comercio-, está en línea con muchos de los objetivos de desarrollo sostenible aprobados por la comunidad internacional el año pasado.  

 Cada año se comercializan a nivel internacional productos agrícolas por valor de 1,1 billones de dólares EEUU, de los que más del 80 por ciento del total son alimentos.  

 Al mismo tiempo, la FAO estima que entre el 20 y el 40 por ciento del rendimiento de las cosechas mundiales se reduce cada año por los daños causados por las plagas y enfermedades de las plantas. 

Muchas de ellas se propagan a través de las fronteras con el transporte de mercancías, encontrando nuevos hábitats en los que reproducirse o entornos en los que propagarse debido también a los efectos del cambio climático.  

 La tarea de la CMF consiste -entre otras-, en examinar y establecer normas internacionales sobre medidas fitosanitarias que establecen cómo deben manejarse las plantas y productos vegetales durante el desplazamiento y transporte. 

También aprueban las formas de apoyar a los países en desarrollo a mejorar la eficacia de sus organizaciones nacionales de protección fitosanitaria.  

 Una vez que las plagas infestan una zona geográfica determinada y se han establecido, son casi imposibles de erradicar y costosos de gestionar. 

Como el caso de las hormigas invasoras -que suponen una amenaza particular para las comunidades insulares y los países en desarrollo-, que han llevado a un uso creciente de pesticidas que son peligrosos para la salud humana y el medio ambiente.

   El objetivo de las normas es reducir al mínimo los riesgos de plagas de plantas que circulan a través de fronteras y regiones en el contexto cada vez más amplio del comercio mundial. 

Entre los ejemplos figuran las moscas de la fruta, que depositan huevos en la piel de las naranjas destinadas a la exportación, escarabajos que anidan en palet de madera para el transporte o la bacteria Xylella fastidiosa, que provoca el "síndrome de decaimiento rápido del olivo", y se cree que ha llegado a la región del Mediterráneo con la importación de plantas ornamentales. 

 La reunión de la CMF de este año -que se prolonga hasta el viernes 8 de abril-, está previsto aborde de forma específica la forma de hacer frente al aumento de los riesgos asociados a los contenedores marítimos y si debe elaborarse una norma internacional sobre medidas fitosanitarias para hacerlos frente.

 Los participantes debatirán también sobre un mayor desarrollo de la certificación fitosanitaria digital -conocida como e-Phyto- tras haberse aprobado en la reunión de la CMF del año pasado la creación de un centro en línea, con el fin de facilitar el intercambio de millones de e-Phytos de forma anual. 

Ello resultará en un aumento de la eficacia en las operaciones portuarias, una disminución de la certificación fraudulenta, y una reducción en los costes -incluidos los ambientales-asociados a la impresión y envío de certificados en papel. 



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