En el actual contexto de globalización, la necesaria solidaridad con los países en desarrollo, la creciente demanda social de alimentos de calidad y respetuosos con el medio ambiente, las predicciones ya en marcha del cambio climático, la obligación de conservar los recursos naturales y la biodiversidad y el inexorable aumento de la población mundial mientras el medio rural de Europa se despuebla, dibujan el terreno donde se debe desarrollar la agricultura europea de los próximos años.

Aunque la intención de la Comisión al proponer el "chequeo" de la PAC tras su última reforma de 2003, era realizar pequeños reajustes de funcionamiento, los últimos acontecimientos lo han convertido en una oportunidad de afrontar los anteriores retos con anticipación. Y la incorporación de las consideraciones ambientales en consonancia con la estrategia de desarrollo sostenible de la UE será una de las claves para conseguirlo. Sin embargo, la actitud conservadora de la mayoría de los Estados Miembros y de algunas organizaciones agrarias se está centrando en el rechazo a la reducción de las ayudas directas, relegando las cuestiones ambientales a términos imprecisos o simplemente ignorándolas.

Teniendo en cuenta este escenario, WWF/Adena y SEO/BirdLife, organizaciones que trabajan activamente en la relación de la agricultura con el medio ambiente, apoyan algunos aspectos de la propuesta de la Comisión1, como la modificación del sistema de pago único, el aumento de la modulación y los recortes a los mayores beneficiarios, la consideración de los nuevos retos ambientales y el análisis de los posibles impactos de las decisiones sobre el medio ambiente. Sin embargo, consideran que las propuestas son imprecisas y poco ambiciosas, y que finalmente, todo el proceso se puede quedar en pequeños cambios sin beneficios ambientales claros, perdiéndose una importante oportunidad. Por eso, desde SEO/BirdLife y WWF/Adena se hacen además las siguientes propuestas adicionales:

-un mayor equilibrio entre los dos pilares de la PAC, es decir entre las ayudas directas y de mercado y las de desarrollo rural, a favor de estas últimas. Esto implica necesariamente el traspaso de fondos del primer al segundo pilar y una redistribución de las ayudas con mayores beneficios públicos y sociales.

-un apoyo prioritario y adicional a los sistemas agrarios extensivos menos competitivos, pero que aportan bienes y servicios ambientales a la sociedad. Esto supone un respaldo explícito a los sistemas agrarios de alto valor natural (estepas cerealistas, dehesas, pastizales, etd.), bien mediante ayudas específicas de desarrollo rural o a través de una flexibilización en la aplicación de un reforzado artículo 692.

-un sistema de condicionalidad reforzado para favorecer la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad ligada a la actividad agraria. Entre otros, deben incorporarse requisitos destinados a conservar los beneficios ambientales del desaparecido "barbecho de retirada" obligatorio3 y debe condicionarse la percepción de cualquier ayuda agraria al uso legal del suelo y el agua en las explotaciones.

Según ambas ONG, estas propuestas para una mejor integración ambiental de la PAC son fácilmente asumibles y especialmente positivas para un país como España, que alberga aún una significativa proporción de sistemas agrarios de gran valor ambiental. El apoyo a este tipo de sistemas aportaría beneficios tanto a la mayoría de agricultores y ganaderos, como a la sociedad española en su conjunto.



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