Fuentes de la «Asociación Mundial para el Estudio del Arroz» (Global Rice Science Partnership, GRiSP), aseguran que estos objetivos se alcanzarán mediante la ingeniería genética del arroz encaminada a la obtención de cultivos que crezcan con facilidad incluso en los países más deprimidos. Calculan que esta iniciativa aumentará la oferta de este producto lo suficiente como para reducir en cerca del 6,5% el incremento estimado del precio del arroz antes de 2020. 

El arroz, íntimamente relacionado con la seguridad alimentaria, es un alimento de primera necesidad para más de la mitad de la población mundial y para la mayor parte del mundo en vías de desarrollo. GRiSP, una alianza internacional de investigadores coordinada por el Instituto Internacional de Investigación sobre el Arroz (IRRI) y el Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI, que aglutina a benefactores y organizaciones científicas dedicadas al desarrollo sostenible), confía en que sus intentos por descubrir genes nuevos del arroz permitan superar el límite de productividad de este cultivo. Además se propone hallar formas de cultivar generaciones nuevas de arroz «resistente al clima» con tolerancia ante inundaciones y otras características esenciales para adaptar la producción al cambio climático

Un proyecto para reducir los precios de los alimentos

El Dr. Robert Zeigler, director general del IRRI, aseguró que este proyecto podría disminuir considerablemente los precios de los alimentos y, de esta forma, sacar de la pobreza a cerca de 72 millones de personas en el transcurso de la próxima década. Estas repercusiones se han calculado contando la reducción de costes como futuros aumentos de los ingresos por valor de 11.000 millones de dólares (unos 8.000 millones de euros), lo que en la práctica equivaldría a reducir la pobreza mundial en un 5% hasta 2020 y en un 11% hasta 2035. 

Por otra parte, implantando técnicas de riego más eficientes y evitando la deforestación se podrá reducir la cantidad de gases de efecto invernadero procedentes de la producción de arroz en una magnitud equivalente a más de mil millones de toneladas de dióxido de carbono para 2035, afirmó el Dr. Zeigler. Conviene señalar que se salvarán más de 1,2 millones de hectáreas de bosque, humedales y otros ecosistemas naturales gracias a que no hará falta ampliar la extensión de los terrenos de cultivo de arroz, al ser mayor su productividad. 

Desde el IRRI aseguran que esta iniciativa impulsará «transformaciones revolucionarias de las políticas, los procesos y la agronomía del arroz». Además de aumentar la productividad mediante el uso de semillas y prácticas agrícolas perfeccionadas, este proyecto reducirá las pérdidas posteriores a la recolección, que en la actualidad se calcula que equivalen a entre el 20% y el 30% de la producción de los países en vías de desarrollo. Asimismo, dará a cientos de profesionales de estos países («de los que al menos el 30% serán mujeres») la oportunidad de asistir a programas académicos y cursos formativos encaminados a reforzar las capacidades científicas de sus respectivos países, según fuentes de dicho instituto. 

Añaden que la puesta en marcha de esta iniciativa de GRiSP supone el arranque de una campaña de cinco años de duración y que para cumplir este objetivo se necesitarán nuevas fuentes de financiación. 

Se necesita financiación 

Según un comunicado del IRRI, «GRiSP se nutre de las actividades de investigación y desarrollo y los fondos existentes actualmente, pero necesita más apoyo financiero para reunir un presupuesto anual para investigar sobre el arroz de unos 100 millones de dólares (73 millones de euros) en 2011 y de 139 millones de dólares (102 millones de euros) en 2015». 

«GRiSP constituye el primer jalón en una campaña más amplia dedicada a asegurar el suministro mundial de alimentos en el plazo de 25 años», declaró Carlos Pérez del Castillo, presidente de la junta directiva del «Consorcio de Centros Internacionales de Investigación Agrícola», formado durante un encuentro reciente del GCIAI y responsable de proporcionar ayuda financiera para los programas de investigación de esta organización. 

«En los meses próximos el GCIAI iniciará más programas internacionales de investigación de alto nivel que se enmarcan en una visión integral que incluye objetivos claros y pragmáticos para la reducción de la pobreza y el hambre, mejorar la sanidad y la nutrición y reforzar la resistencia de los ecosistemas mundiales», concluyó el Sr. del Castillo.



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