“Contando con esta limitación, solo nos queda aumentar los rendimientos por hectárea, y ello haciendo un uso sostenible de los recursos de agua y energía”, ha añadido.

Durante la clausura de la Sesión Académica de la Real Academia de Ingeniería, Arias Cañete ha calificado de “arduo” este desafío, “cuya solución pasa por la intensificación sostenible de la producción agrícola, es decir, hacer más, para más, con menos”. Según Arias Cañete, “necesitamos una nueva agricultura que no podrá desarrollarse sin la incorporación del conocimiento científico, cada vez en mayor medida a las prácticas hoy habituales”.

En este sentido, Arias Cañete ha destacado los esfuerzos en investigación agraria de países como Brasil, China y la India. Pero el Ministro también ha señalado que la Comisión Europea “ha demostrado estar en sintonía con los objetivos de esa nueva agricultura”. Concretamente, tanto en la “Estrategia Europa 2020”, como en las orientaciones de “La PAC en el horizonte 2020”, se subraya el carácter indispensable de la innovación para garantizar el futuro de la agricultura de la Unión.

Además, Arias Cañete ha indicado que en la comunicación “Un presupuesto para la Europa 2020”, se asignan 4.500 millones de euros para la investigación y la innovación en los ámbitos de la seguridad alimentaria, la bioeconomía y la agricultura sostenible. Según el Ministro, dichos recursos deben orientarse a aumentar la producción de alimentos, hacer accesible la tecnología a todas las explotaciones, mejorar la fertilidad de los suelos, preservar los ecosistemas más valiosos y mejorar la viabilidad económica de las explotaciones agrarias.

“Todo ello no puede conseguirse sin destinar grandes esfuerzos a la investigación, a la innovación, y lo que es fundamental, a la difusión de estas innovaciones para hacerlas llegar a sus destinatarios finales: los agricultores y ganaderos europeos”, ha completado.

Innovación y biotecnología

Con este objetivo, el ministro ha reiterado su compromiso de llevar a cabo el diseño y coordinación de un Programa de Investigación e Innovación, que aborde los procesos de producción, comercialización e industrialización agrarias. Este programa, ha indicado Arias Cañete, se quiere instrumentar con las aportaciones de las Comunidades Autónomas y de los interlocutores sectoriales, “cuyas necesidades de innovación e investigación se están analizando y sistematizando en este momento, con el fin de disponer de un documento preliminar en este mes de julio”.

En este marco, Arias Cañete ha asegurado que “no podemos dar la espalda a tecnologías que pueden aportar soluciones para el abastecimiento saludable de la sociedad y que, además, respondan a las imprescindibles exigencias de sostenibilidad en el manejo de los recursos naturales”. Así, la biotecnología, a través de los cultivos modificados genéticamente “debe formar parte de la solución”, ha recalcado.

A este respecto, Arias Cañete ha señalado que “no podemos aislarnos de un mundo globalizado, que ha adoptado estos cultivos sin complejos, habida cuenta de que responden a necesidades concretas de abastecimiento alimentario de nuestra sociedad, mejoran los resultados económicos de la actividad agraria y permiten el ahorro de recursos y energía”.

En este campo, el titular de Agricultura ha comentado que España lleva muchos años cultivando en único evento maíz autorizado, en lugares donde es aconsejable su introducción. “Una introducción, ha dicho el Ministro, que ha evitado el consumo de productos químicos y ha mejorado el rendimiento, sin que se hayan producido las consecuencias anunciadas por quienes sustituyen, en muchas ocasiones, la ciencia por la ideología”.

Arias Cañete ha recordado que cualquier autorización a nivel de la UE de un nuevo evento, tanto para consumo animal como humano, requiere de una evaluación exhaustiva de todas sus posibles implicaciones. Así, la European Food Safety Authority (EFSA), garantiza a los ciudadanos europeos su seguridad desde el rigor científico.

Por último, el Ministro ha señalado que aún queda camino por recorrer para superar las trabas a este tipo de agricultura. “El objetivo no es otro que, sobre bases sólidas, restablecer la normalidad y que prevalezca el criterio solvente sobre cualquier otro, de modo que nuestros agricultores puedan competir en igualdad de condiciones con los de países terceros, y nuestras industrias agroalimentarias puedan abastecerse de la producción propia en mayor medida”, ha concluido.



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