El día 11 de noviembre, el alcalde de Málaga, el presidente de la Diputación y el delegado del Gobierno de la Junta presentaban el proyecto de una pasarela peatonal que uniría ambas orillas del Guadalhorce en su desembocadura en la ciudad de Málaga. Una infraestructura de 260 metros, con un presupuesto de 1,5 millones de euros y que formará parte de la senda litoral entre Nerja y Manilva. En la presentación se anunció el inicio de las obras para principios de este año y su finalización, para el segundo trimestre de 2015. A pesar de que el grupo local de SEO/BirdLife en Málaga ha manifestado públicamente su preocupación por el impacto que el proyecto tendrá sobre el paraje natural y de que ha solicitado información por escrito a las tres administraciones anunciantes del proyecto, comienza el año sin que sepamos nada nuevo al respecto.

  • El proyecto de pasarela sobre la desembocadura del Guadalhorce se ha lanzado a la opinión pública sin las necesarias consideraciones sobre su impacto ambiental
  • Finalizó el año sin saber si la preocupación sobre la afección del proyecto al patrimonio natural es compartida por sus promotores, si se va a evaluar, por tanto, con seriedad su impacto potencial o si, a pesar de todo, el proyecto sigue adelante
  • SEO/BirdLife, solicitó información adicional a la Diputación, al Ayuntamiento y a la Delegación de Agricultura y Medio Ambiente de Málaga sin haber recibido respuesta

El acalde de Málaga aseguró que el proyecto pretendía tener el mínimo impacto ambiental. Sin embargo, la construcción de esta infraestructura en el borde mismo del paraje aumentará la afluencia de público y esto supondrá una amenaza para los valores de este espacio protegido.

En cualquier caso, en opinión de SEO/BirdLife, se ha anunciado públicamente un proyecto sin haber evaluado su posible impacto ambiental. Es lógico pensar que si se construye una pasarela, aumente el uso público y que esto pueda afectar a las especies silvestres. Es encomiable la creación de una infraestructura que acerque a la ciudadanía a los valores naturales de este paraje, pero siempre que esto no afecte a la conservación de su biodiversidad, y el modo de garantizarlo es con una adecuada evaluación de su impacto potencial y la consideración y evaluación de otras posibles alternativas.

La desembocadura del Guadalhorce, un gran patrimonio natural en pleno casco urbano

El Paraje Natural del Guadalhorce está protegido desde 1989, y forma parte de la IBA (Important Bird Area) 224, “Desembocadura del Río Guadalhorce-Laguna de los Prados”. La administración ambiental de la Junta de Andalucía ha realizado una gran inversión de fondos públicos en su restauración y, en la actualidad, este paraje tiene una gran importancia para la conservación de las aves. En este espacio natural se reproducen e invernan numerosas especies amenazadas y la pasarela quedaría a escasos 150 metros de las zonas de reproducción de algunas de estas aves, como la malvasía cabeciblanca, catalogada “en peligro de extinción” o la cerceta pardilla, “en peligro crítico de extinción”. Además, este espacio aparece como de importancia “crítica” en algunas de las Estrategias de Conservación vigentes para especies amenazadas (documentos derivados de la Ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad y aprobados por la Conferencia Sectorial de Medio Ambiente).

Sin evaluación ambiental no se puede garantizar el uso adecuado de fondos públicos. Pasarela sí, pero con garantías ambientales

Todo esto ha de ser tenido en cuenta antes de anunciar un proyecto. Las administraciones públicas promotoras deben ejercer su responsabilidad en la conservación del patrimonio natural de los ciudadanos que representan. Deberían saber que la integración paisajística de la pasarela es importante, pero ni mucho menos suficiente para garantizar su inocuidad ambiental y por tanto, su sostenibilidad. Desde el punto de vista turístico es un atractivo importante, pero siempre que no perjudique al propio recurso turístico que se quiere aprovechar. Gracias a la conservación de este espacio y a la inversión pública que se ha destinado a ello, la Desembocadura del Guadalhorce tiene cada vez más importancia para el turismo ornitológico y por tanto, como fuente de recursos para la ciudad de Málaga.

Un proyecto sin participación ciudadana

Sorprende la forma en que se ha lanzado este proyecto a los medios de comunicación. No es de recibo anunciar un proyecto con presupuesto, fecha de inicio y final sin que se haya previsto su impacto ambiental de forma seria, es decir, sin que ni siquiera exista el proyecto realmente. Además, aparte de los “contactos políticos” entre las tres administraciones, hubiera sido deseable mantener otros contactos con representantes de la sociedad civil. Sin duda un mal ejemplo de nuestros dirigentes públicos, que hablan de participación ciudadana sin plantearla y que anuncian un proyecto “con mínimo impacto ambiental” sin tan siquiera haberlo evaluado.



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