Perros de seguridad del Metro de Madrid
Perros de seguridad del Metro de Madrid

La protectora de animales El Refugio ha llevado ante los tribunales al Metro de Madrid por un presunto delito de maltrato animal cometido contra los perros utilizados para la seguridad del suburbano de la capital. Según la asociación, los canes están expuestos a unas condiciones de «sobreexplotación» sin que se les cubra sus necesidades básicas de agua y comida, lo que les lleva a enfermar en la mayoría de los casos.

La denuncia, que se interpuso el 6 de febrero en el Decanato, se dirige también contra la empresa de seguridad Eulen y la de adiestramiento Juper. El Refugio pretende que se depuren responsabilidades penales, civiles y administrativas en el caso de que se acrediten los supuestos malos tratos a los perros de vigilancia.

Nacho Paunero, presidente de la protectora ha afirmado que la presencia de perros en el Metro «no ha contribuido a incrementar la seguridad y, en ningún caso, a disminuir el número de incidentes». «Los perros únicamente inspiran seguridad en el viajero y nada más».

Exceso de horas de trabajo, heridas y bajos peso

La alerta la iniciaron meses atrás dos empleados de Eulen, uno de ellos ya despedido. Denunciaron a la Policía el mal estado de los canes debido a que se les somete a un exceso de horas de trabajo, algunos enfermos, y presentan un peso visiblemente bajo. La Policía elaboró un informe que avaló su denuncia.

El texto aportado al juzgazo, incluye un caso detectado el pasado 20 de julio en el que se observó cómo uno de los animales, de nombre «Lobo», presentaba «una herida sangrante» infectada en el cuello por el supuesto uso prolongado de una correa.

Fuentes de Metro de Madrid negaron que se someta a los perros a una explotación de trabajo. Explicaron que hay dos turno de trabajo que no sobrepasan las ocho horas. En cada turno, la empresa responsable lleva el perro al vigilante que le toque como «canero». Ambos valoran si el perro está en condiciones para recorrer las instalaciones.

Supuestamente, estos animales no deberían trabajar más de dos horas seguidas. Deben salir a la calle para descansar y evitar un posible estrés. Como normativa interna, cada vigilante está provisto de una mochila en la que lleva agua y la documentación del animal. Los perros circulan por los trenes, andenes y vestíbulos del suburbano, es decir, espacios del suburbano en los que haya usuarios. Nunca en lugares cerrados.

Un centenar de canes

En Metro de Madrid operan cerca de 100 perros, en su mayoría de raza Pastor Alemán y algunos Pastor Belga Mallinois, que provienen de cinco empresas de seguridad. Juper se encarga de adiestrar a los animales, mientras que «caneros» de Eulen les guían por los andenes del suburbano.

Según El Refugio, las empresas denunciadas someten a los canes a «un evidente maltrato», ya que les exponen «a unas condiciones de explotación sin atender sus necesidades básicas de agua y comida, higiene, atención veterinaria y descanso». Esto lleva a los perros a enfermar, sin recibir «atención veterinaria ni reposo para recuperarse, ya que siguen realizando los servicios de seguridad».

Con motivo de la denuncia, El Refugio ha iniciado una campaña por Metro de Madrid para informar a los usuarios de las malas condiciones en las que se encuentran los perros de seguridad. Varios voluntarios están recorriendo los andenes acompañados de «Rocco», un perro de peluche de color negro tirado por una correa y con un bozal.



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