La productividad de los diversos tratamientos de barrido manual depende de un buen número de variables que hay que valorar convenientemente:

  • Andaluza del acerado.
  • Tipo de pavimento del acerado y de la calzada.
  • Clima.
  • Grado de suciedad habitual.
  • Estacionamiento de vehículos junto al bordillo.
  • Obstáculos en el acerado.
  • Pavimentos especiales, escaleras, rampas, etc.
  • Duración de la jornada laboral.

Estas características dan la dimensión de cada sector de forma individualizada debiéndose mover los rendimientos en las magnitudes cuantificadas en la tabla anterior, valoradas en metros cuadrados de acera barrida con su corresponde bordillo, y manteniendo los adecuados niveles de calidad y seguridad.

En la operación de barrido manual, los residuos viarios se recogen para luego retirarlos y transportarlos a los puntos de tratamiento de residuos de la ciudad. En principio, cuando el coste de la mano de obra no era determinante, estos residuos eran cargados y transportados en los carros de mano.

Con la llega de la tecnificación se implantó la recogida de residuos viarios en carritos de dos cubos normalizados metálicos y, posteriormente, de plástico. Cuando los barrederos llenaban los cubos de estos carritos, se dirigían a unos puntos estratégicamente situados, donde los cambiaban por otros vacíos. Un recolectar compactador de residuos equipado con elevador de cubos recorría estos puntos vaciando todos los que encontraba llenos y cuando finalizaba la jornada traslada los residuos al centro de tratamiento.

Los residuos del barrido que se depositan en los contenedores se unen a los domiciliarios para ser transportados conjuntamente al centro de tratamiento.

La implantación del servicio de recogida de basuras mediante contenedores hizo que, al disponerse de una sucesión ininterrumpida de puntos de descarga, se pudiera pasar al carrito de bolsa de plástico. El barrendero va depositando los residuos en la bolsa de la que va provisto el carrito; una vez llena y previo atado de su boca, la deja en el interior del contenedor más próximo, uniendo los residuos viarios con los domiciliarios. El servicio de recogida de residuos sólidos urbanos se encarga de recogerlos y trasladarlos a los centros de tratamiento de la ciudad.

Aunque esta solución es práctica, no deja de tener inconvenientes. No debe olvidarse que la composición de los residuos viarios es completamente diferente a las basuras domésticas y que los avances en selección y segregación de residuos se ven perjudicados con esta mezcla. Las perspectivas de futuro de estos sistemas obligan a replantear la recogida de los residuos viarios procedentes del barrido manual por cauces independientes que colaboren a la separación en origen, la recuperación, la valorización y el reciclaje de los productos, y que posibiliten estos procesos.

En algunas ciudades, ya sea de forma general o parcial, la recogida de residuos sólidos urbanos se efectúa mediante cubos normalizados de uso exclusivo para cada vivienda, bloque de pisos, establecimiento, comercio, etc., con la obligación de sacar el cubo a una determinada hora y recogerlo a otra. De esta forma se unen las ventajas de la recogida de basuras en contenedores con la ausencia total de estos en las vías públicas durante la mayor parte de la jornada; pero también desaparecen esa multitud de puntos de descarga que hacen más cómodo y productivo el trabajo del barrendero. Este mismo condicionante existe en las áreas donde la recogida de basuras domésticas se realiza de forma neumática con ausencia total de contenedores.

El método de ir dejando bolsas llenas a lo largo del recorrido hasta que pase un camión que las recoja debe desecharse por antihigiénico y antiestético. No es razonable que los empleados de los servicios municipales hagan uso de un sistema que se prohíbe al ciudadano.

La solución apunta a que sea el propio barrendero quien porte los residuos que recolecta, con lo que se refuerza la perspectiva de dotar a estos empleados de motocarros con caja recolectora y sistema de volteo. El motocarro no sólo da a los operarios movilidad para acceder desde su centro de trabajo hasta el sector de barrido, sino que además independiza los residuos viarios de otros, permitiendo cualquier tipo de tratamiento, reciclaje o eliminación.

Los puntos de vertido deben situarse en los propios centros de trabajo, en zonas acotadas de los parques públicos o en los cada vez más numerosos centros de recogidas voluntarias, parques de reciclado o desecherías, con lo que se establecerá una amplia red de estaciones de transferencia dentro de la ciudad que posibiliten un vertido racional sin exigir grandes desplazamientos. No es descartable dotar a estos puntos de elementos compactadores, fijos o móviles, que optimicen aún más la recogida y transporte de los residuos viarios a los centros de tratamiento.

Estas soluciones, con las lógicas adaptaciones, son aplicables a cualquier población independientemente de su tamaño y características. La filosofía de este sistema es igualmente aplicable a los servicios de barrido mecánico, brigadas y otros tratamientos que recojan residuos viarios.



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