El barrido manual en sus diversas formas, individual, en equipo o en brigada, tiene pocas limitaciones y prácticamente puede llevarse a cabo en cualquier calle, avenida, plaza, carretera o zona abierta de una población. No obstante, la práctica aconseja que en aquellas calles en que no existan vehículos estacionados, el barrido del bordillo no se realice con este tratamiento, sino con el de barrido mecánico de calzadas. Asimismo, cuando existan áreas con un buen número de aceras de anchura superior a los dos metros y sin obstáculos, se debe recurrir a sustituir el barrido manual por el barrido mecánico de aceras.

El barrido manual con carrito no debe programarse en zonas de la ciudad en que no existan contenedores para la recogida de basuras; cuando esto ocurra debe emplearse el barrido manual individual con motocarro o el barrido manual con brigada motorizada.

Otra Iimitación al barrido manual la proporciona el tipo de residuo. Para retirar excrementos u orines animales y humanos, derrames de aceites, grasas, o cualquier otro residuo que impregne los pavimentos, deben planificarse servicios de baldeo manuales o mecanizados.

Tampoco es oportuno el barrido manual en áreas con alto grado de ensuciamiento, degradadas por vertidos de tierras, escombros, basuras, etc. En estas zonas el tratamiento pierde su efectividad, y en su lugar debe recurriese a tratamientos mecánicos potentes con palas cargadoras o brigadas especiales.

Los servicios de barrido manual se han caracterizado siempre por tener muy limitada su movilidad, ya que son los propios operarlos quienes se desplazan andando hasta el sector asignado. La velocidad de desplazamiento de un operarlo andando y empujando su carrito no supera los 2,1 km/h; esto representa un gran problema, pues los traslados producen grandes pérdidas de tiempo productivo. Analizando los datos medios de las ciudades españolas, número de habitantes, superficie del casco urbano y el tiempo empleado por un operario que saliera de un parque de trabajo situado en el centro geográfico de la ciudad hasta alcanzar un sector situado en el extremo más alejado, se obtendrán los tiempos máximos de desplazamiento.

La situación teórica expresada en la tabla de tiempos de desplazamiento da muestra de su inviabilidad. La solución que tradicionalmente se ha dado al problema ha sido la de distribuir por la ciudad pequeños centros de trabajo que acercan a los operarios a sus respectivos sectores de limpieza. Los centros de trabajo repartidos por la ciudad sólo pueden gestionarse de forma adecuada si no se contemplan sistemas de turnos de trabajo; si hay turnos, estos pequeños centros conllevan un alto atado de descontrol y desorden organizativo.

Las prestaciones reales de los servicios de limpieza no se limitan a cinco o seis días a la semana, pues hay necesidades que hay que cubrir tanto en los días festivos como en los fines de semana, lo que normalmente se resuelve o no atendiéndolas o estableciendo turnos de trabajo. La necesidad de crear turnos de trabajo es cada vez más patente y razonable por las paulatinas reducciones de la jornada laboral diaria y por las pretensiones y presiones laborales para descansar dos días cada cinco de trabajo.

Si se trabaja sin turno, habrá que considerar las siguientes cuestiones:

  • La cobertura de servicio todos los días de la semana con un mismo equipo de hombres no es posible. Las únicas soluciones viables consisten en establecer sistemas de rotación entre los diversos días a cubrir, formalizar contratos a tiempo parcial o contrataciones similares.
  • Si se desea cubrir los servicios de lunes a sábado, las reducciones de jornada llevan a tiempos de trabajo efectivo que rondan las 5 horas, con mermas fijas cercanas al 20% de la jornada contratada.

La cobertura exclusiva de lunes a viernes no asegura el servicio y la atención.

Sólo los sistemas de trabajo de turno con rotación hacen posible que se armonicen las demandas laborales y ciudadanas de forma sólida y operativa.

Un sistema de turnos permite cubrir todos los días precisos de la semana y asegurar una duración adecuada de las jornadas efectivas de trabajo; pero conlleva la servidumbre de requerir un cierto volumen de personas si se desea ordenar racionalmente los servicios y su supervisión, que también debe estar incorporada en el sistema de turnos.

También puede aplicarse con menos personal, haciendo que durante unos días un marido se ocupe de otro equipo, aplicando horas extras, encargando a un peón la jefatura del equipo durante algunos días y soluciones similares que, aunque disminuyen algo la eficacia de los servicios, pueden ser prácticas.

La cobertura ordenada de todos los días de la semana en las pequeñas poblaciones no es fácil. En ellas habrá que llegar a soluciones particulares que, aun mermando productividad y eficacia, se acerquen a los objetivos deseados.

Por otro lado, los centros de trabajo engendran necesidades varias que obligan a dotarlos de una infraestructura mínima, como puede ser un sistema informático, radio, teléfono, almacén de utillajes y materiales, etc., lo que marca la tendencia y necesidad de sustituir la atomización de pequeños centros de trabajo por complejos mayores donde se den soluciones a dichas necesidades.

La creación de centros de trabajo mayores implica el alejamiento entre el empleado y los sectores, pero posibilita una mejora de la cobertura de los servicios al ciudadano y una organización más potente y efectiva. Las pérdidas de tiempo producidas en los desplazamientos deben solventarse proporcionando una mayor movilidad a estos servicios.

Los tiempos de desplazamiento desde los centros de trabajo hasta los sectores deben ser los indicados en la tabla al margen.

Para conseguir estos tiempos se establecerán sistemas de traslado del personal encargado del barrido manual.

Los traslados individuales al sector de trabajo de los operarlos de barrido manual pueden realizarse andando o utilizando vehículos.

En los desplazamientos sin apoyo motorizado, el operario puede desplazarse solo o llevando el carrito y todo su equipo. Las distancias a que deben desplazarse se expresan en la tabla.

Aquellos sectores de barrido cuyo inicio esté situado a más de 1.400 metros del centro de trabajo exigen unos tiempos de desplazamiento excesivos que deben reducirse con algún medio de transporte. Los desplazamientos motorizados de los operarlos de barrido manual suelen realizarse con vehículos brigadas; sin embargo, existen otros métodos:

  • Desplazamiento en motocarro.
  • Desplazamiento en furgoneta ligera.
  • Desplazamiento en furgoneta mediana.
  • Desplazamiento en autobús.

Los turnos de trabajo permiten mantener limpias las áreas de mucha afluencia de público todos los días del año.

El uso de motocarros dota de una enorme movilidad al operario que se traslada a su sector y lo recorre a lo largo de la jornada.

Un operario en motocarro se puede desplazar a cualquier punto de la zona de actuación de un centro de trabajo dentro de los tiempos máximos de desplazamiento ya considerados.

El traslado en turismo o furgoneta es otro sistema utilizable por los operarios de barrido manual individual para desplazarse colectivamente hasta sus respectivos sectores. Hay varias posibilidades:

  • Turismo tipo furgoneta ligera. Los dos operarios se desplazan en un turismo tipo furgoneta ligera de dos plazas con la parte posterior habilitada para transportar los carritos. El operario que conduce deja al otro operario y su carrito en su sector, y luego él se dirige hasta el suyo, donde estaciona el vehículo antes le iniciar su labor de barrido; al finalizar la jornada, realizará la operación a la inversa, recogiendo a su compañero.
  • Furgoneta de tamaño medio. Los operarios se desplazan en una furgoneta mediana con cabina ampliada y con la parte posterior habilitada para los carritos. El operario que conduce va dejando a los demás operarios y carritos en sus respectivos sectores, y él se traslada hasta el suyo; al finalizar la jornada realiza la operación a la inversa. Este método puede atender de 3 a 7 equipos.
  • Autobús. Método muy eficaz con el que se efectúa el traslado de los operarios sin su equipamiento. Una vez establecida una ruta que abarque un máximo de 40 sectores, el vehículo va dejando a pequeños grupos de operarios en parad cercanas a sus respectivos sectores. El tiempo medio empleado entre la para y el sector debe ser de 2 minutos aproximadamente. Este sistema de traslado exige lugares cercanos a los respectivos sectores donde se puedan guardar los equipamientos. Dichos lugares pueden ser dependencias municipales de todo tipo: ce tros de enseñanza, instalaciones deportivas, mercados, etc., o bien pequeños armarios en la vía pública con capacidad para uno o dos carritos, perfectamente integrados en el urbanismo de la zona. También se puede optar por trasladar los carritos en las bodegas del autobús, caso en el que estos equipos deberán ser sólo de una bolsa y del menor tamaño y peso posibles.

    Para efectuar los traslados con este medio de transporte no es necesario disponer de un autobús ni conductor específico; es más razonable alquilar el servicio a empresas especializadas.

Estos sistemas de traslado permiten la cobertura de cualquier punto de la mayoría de las ciudades en los tiempos preestablecidos.

En caso de equipos de barrido con brigada, el problema de desplazamiento no existe, ya que disponen de su propio vehículo.

Los equipos de barrido manual con brigada pueden acceder a todos los lugares de la ciudad desde sus respectivos centros de trabajo en tiempos muy bajos y con óptimas velocidades de desplazamiento.

Los responsables de la gestión de los servicios de limpieza viaria deben decidir qué sistema o sistemas se adaptan mejor a las circunstancias de su ciudad y a la infraestructura de centros de trabajo, pero siempre teniendo presente que cualquiera de ellos mejora la productividad en niveles superiores al 15% sobre los largos e improductivos desplazamientos a pie.



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