Reciclar, envasar, reciclar: el círculo clave en la economía

Del concepto anterior de “usar y tirar”, pasamos al nuevo modelo basado en la sostenibilidad y competitividad en el que se hace un uso eficiente de los recursos, es decir, a cerrar el círculo. A este modelo se le denomina economía circular, cuyo objetivo es la producción de bienes y servicios al tiempo que reduce el consumo y desperdicio de materias primas, agua y fuentes de energía. Un nuevo paradigma donde ya no vale con producir en el menor tiempo posible, sino hacerlo bajo unas estrictas medidas basadas en la gestión y conservación de los recursos disponibles.

En este artículo, quiero pararme en dos aspectos novedosos y que requieren de nuestra reflexión: los residuos y los refugiados.

De este nuevo modelo, los grandes beneficiados son los residuos. La economía circular propone un modelo de sociedad que utilice y optimice todos los materiales y residuos, dándoles una segunda vida. De esta manera, el producto usado puede ser diseñado para que pueda volver a ser utilizado y reciclado. 

En este punto, el ecodiseño tiene mucho que decirnos y cada vez más, son las empresas que apuestan por este nuevo modelo de perspectiva, desde la primera hasta la última pieza para que pueda ampliar su vida útil. Antes, los residuos eran especies inertes y la fase final de los productos. Con este nuevo modelo, los residuos son las nuevas materias primas, los recursos iniciales, y de esta manera, la fase inicial de producción. (Ya lo decía el refrán…”los últimos serán los primeros” y los residuos bien lo saben).

Por otro lado, tiene especial importancia en las personas. Somos conscientes cada vez más del deterioro progresivo que estamos realizando sobre nuestro planeta, sabemos casi de memoria datos “catastróficos” pero tan visibles como ya evidentes. Desde la revolución industrial (finales del siglo XIX) ha aumentado un 30% la concentración de CO2 en nuestra atmósfera, el calor liberado en nuestro planeta equivale al de 4 bombas atómicas cada segundo, por eso los Polos se están derritiendo, provocando una subida del nivel del mar de más de 1 milímetro al año, llevando 17 centímetros en 100 años (y con predicciones no muy halagüeñas).

La situación del cambio climático es real (que estemos a 25 grados a finales de octubre no es normal…) y se prevé que en los próximos 25 años aumentará un grado más la temperatura global del planeta. Todos estos datos desembocan en un impacto final terrible: Entre 50-200 millones de personas desplazadas por consecuencias climáticas, los llamados refugiados o inmigrantes climáticos. En esta situación, la economía circular tiene un papel importante en evitar estos movimientos migratorios, recuperar el bienestar y la correcta gestión de los recursos y materias primas disponibles, y reducir drásticamente la contaminación y los impactos negativos de nuestro Planeta.

Hay muchos interrogantes y nuevos desafíos. Pero ante ellos, la economía circular ha surgido en su círculo clave del que hablábamos antes, como una vía y solución para impulsar la gestión medioambiental, mejorar la eficiencia y competitividad empresarial, y es la nueva alternativa para generar valor en todos nuestros recursos, para lograr una estrecha relación entre economía y medio ambiente, entre eficiencia y producción. La economía circular avanza, une y lo hace, con todos nosotros como testigos de excepción.



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