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Los residuos COVID-19 pasarán a la historia por ser los que más contaminación han causado en un espacio de tiempo tan corto, tan extendido por todo el planeta, y por tantos habitantes, que jamás hubieran usado este tipo de objetos de otro modo.

Residuos de guantes y mascarillas

La realidad es que nos podemos encontrar a cada paso que vamos por cualquier calle, con todo tipo de material sanitario, desde guantes hasta mascarillas. Han pasado a ser otro desperdicio más de la sociedad de consumo. Comprados por cientos por cada persona, han supuesto un problema colosal para el medio ambiente.

Media natural invadido

Pero la realidad es mucho más cruel si nos acercamos a los ríos y a los mares, donde no hay un barrendero que se dedique a recoger esos residuos que no nos encargamos de depositar en la basura. Las orillas rebosan de mascarillas, ¡cualquiera pensaría que realmente tienen un origen marino!, dada la facilidad con la que se pueden observar.

Si ya tenemos esos inconvenientes en los países desarrollados, en el resto de países el espectáculo es espantoso, porque si ya de por sí tenían polución con los propios plásticos, ahora se suma a la causa las mascarillas y los guantes de un solo uso.

Las mascarillas reutilizables, de algodón  y de km 0, pocas personas las usaron y adquirieron. Está claro que la concienciación medioambiental ha brillado por su ausencia, pero el negocio de su importación es el que más ingresos ha generado para las empresas que las vendían.

Residuos que vuelven a nosotros

Unos residuos que terminarán en la naturaleza de cualquier forma, desintegrándose en la tierra o en el agua, y en los países desarrollados incinerándose, para luego expandirse por el aire. Habría que preguntarse qué es mejor, pero la respuesta no va a contentar a todos, porque para el problema no se ha dado solución.

A los guantes y las mascarillas hay que sumarles las lociones hidroalcohólicas y sus envases, además de kits de pruebas, jeringuillas, y EPIs. Sin contar las vacunas fabricadas y caducadas, y otros tipos de sustancias químicas. Una lista sanitaria tan larga, que es difícil averiguar hasta qué punto ha cambiado la vida en el planeta, su interacción con el resto de la vida natural.

La Organización Mundial de la Salud ya advirtió que se habían enviado más de 140 millones de kits de pruebas, que podrían generar 2.600 toneladas de desechos no infecciosos (principalmente plástico) y 731.000 litros de desechos químicos (el equivalente de una tercera parte de una piscina olímpica), y que se han administrado más de 8.000 millones de dosis de vacunas a nivel mundial, lo que ha generado 144.000 toneladas de desechos adicionales en forma de jeringas, agujas y contenedores de seguridad.

Y, seguramente, no figuren todos los que son, porque ya advirtieron que las cifras no cuentan los adquiridos de forma individual, ni del resto de países que están fuera de la ONU. Es decir, estas cifras serían mucho más amplias en número.

Comercio electrónico

También hay que tener en cuenta que durante la pandemia, se ha optado por el comercio electrónico y la población no ha salido de sus casas, con lo que todos los residuos de las compras por Internet o de comida a domicilio deberían de sumarse al desastre medioambiental generado. ¡Qué no es poco!

Con este panorama, debemos replantear la situación actual del ser humano en el planeta. Nuestro paso por la Tierra cada vez tiene más connotaciones devastadoras, que protectoras.

Fuente: DIANA / Conciencia Eco

Artículo de referencia: https://www.concienciaeco.com/2022/04/04/los-residuos-covid-19-son-ya-una-plaga-que-invade-todo-el-planeta/



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