En un principio, la zona de exclusión alrededor de la central debía ser levantada de cara al mes de marzo de 2014, si bien las últimas filtraciones de agua radiactiva han provocado que las autoridades alarguen los plazos, según ha informado la cadena de televisión británica BBC.

La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) afirmó el domingo que el agua radiactiva presente en los tanques de contención de la central nuclear ha desbordado doce de las barreras de protección, y expresó su temor de que parte de ella haya alcanzado el océano.

La compañía indicó que las barreras de contención tienen una altura de 30 centímetros y que algunos de los tanques contenían al menos 20 centímetros de agua de lluvia. Los trabajadores sólo pueden vaciar un par de centímetros de agua al día, según recogió la cadena de televisión pública japonesa, NHK.

El pasado 8 de agosto, el Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón reveló que diariamente se vierten al subsuelo 1.000 toneladas de agua desde la central nuclear, de las cuales unas 300 contienen sustancias altamente radiactivas que llegan al océano Pacífico.

Desde entonces, las fugas de agua radiactiva no han cesado y han hecho que en el último mes los niveles de radiactividad en Fukushima-1 se hayan disparado hasta picos de 200.000 becquerelios por litro, capaces de matar a una persona.

La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) sospecha que las fugas radiactivas se deben al desgaste de la resina que une las placas de acero que forman los tanques en los que se almacena el agua contaminada de Fukushima-1, a pesar de que se trata de un compuesto especial, precisamente, para evitar la permeabilidad.

Si bien, ha admitido errores de todo tipo. Entre ellos, que los trabajadores se dejaran abiertas las válvulas que controlan la entrada de agua contaminada desde los reactores a los tanques, la ausencia de contadores en todos los tanques y las escasas patrullas alrededor de los tanques para comprobar que no hay fugas radiactivas.

Asimismo, un informe del Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de la Radiación Atómica ha alertado esta misma semana de que los criterios y métodos utilizados por las autoridades y empresas japonesas para medir la radiación a la que estuvieron sometidos los trabajadores de la central nuclear de Fukushima-1 después de la fuga radiactiva desestiman ciertas radiaciones, por lo que el nivel global de las mismas podría ser hasta un 20% superior a lo que se creía hasta ahora.



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