Ya en mayo del año pasado dichos responsables llamaron la atención sobre el estado crítico del sector energético europeo, poniendo de manifiesto que las políticas europeas y nacionales actuales estaban amenazando la seguridad del suministro, aumentando las emisiones de CO2 y desincentivando las inversiones, a la vez que contribuían a elevar el coste de las facturas para los ciudadanos y la industria.

Desde entonces, los CEOs del Grupo Magritte han contribuido activamente al debate energético europeo, con el fin de propiciar la adopción de reformas que sitúen la política energética del continente en la senda correcta. El paquete 2030 de la Comisión Europea, que será discutido durante el Consejo Europeo, es un primer paso en el buen sentido.

Sin embargo, los responsables de las mayores compañías energéticas consideran que es vital que los líderes europeos logren un acuerdo marco para el periodo 2020-2030 de cara a evitar los principales riesgos a los que se enfrenta el sector: crecientes costes, pérdida de competitividad y posible escasez de suministro.

Los CEOs consideran que la solución debe venir a través de una política energética europea más armonizada, más interconexiones, mayor competitividad, y claridad y estabilidad regulatorias. En definitiva, medidas que permitan a los ciudadanos contar con un acceso a energía limpia y segura a un precio competitivo.

Con vistas a facilitar la adopción de decisiones sobre estos relevantes asuntos, los mencionados CEOs han presentado a la cumbre europea nueve recomendaciones detalladas, que incluyen medidas para conseguir precios más competitivos y plantean la necesidad de fijar un solo objetivo de reducción de CO2, recuperar el mercado europeo de emisiones (ETS), establecer mecanismos de pagos por capacidad para asegurar el suministro, incorporar las tecnologías renovables más maduras al mercado con una reducción paulatina de las subvenciones y estimular la producción nacional de gas.

Por lo tanto, ante el Consejo que se va a celebrar en Bruselas, el Grupo Magritte pide a los jefes de Estado y Gobierno europeos que tomen en cuenta estas propuestas, con el fin de apoyar la política europea de energía y cambio climático sin dejar de lado la consecución de una mayor competitividad.

Las nueve recomendaciones del Grupo Magritte

La Unión Europea tiene como objetivo reducir sus emisiones de carbono entre un 80% y un 95% en 2050. Esta ambiciosa visión no se podrá conseguir sin la participación activa de la industria y de los ciudadanos europeos. Por eso, debe ser gestionada de la forma más eficiente posible y en combinación con el fortalecimiento de la competitividad de la industria y con unos precios energéticos justos para los ciudadanos europeos.

Recomendación 1: hacer más competitivos los precios europeos de la energía. Los líderes políticos europeos deben esforzarse por hacer que los precios de la energía vuelvan a ser asequibles. Por eso instamos a los Estados miembros a que:

Eliminen de las facturas de gas y electricidad todas las cargas que no reflejen los costes de producción, transmisión y distribución. Las facturas deberán ser totalmente transparentes en todos los Estados miembros.

– Reconozcan que los altos precios de comercialización son el resultado de tasas y gravámenes adicionales de carácter nacional, así como de otros costes de política social y medioambiental y no componentes de los precios de generación que permanecen relativamente estables. Con los precios de comercialización dominados por los costes antes mencionados, se daña significativamente la competitividad de la industria europea y los ciudadanos europeos son reticentes ante acciones más ambiciosas en materia de cambio climático.

Para asegurar la efectividad de esta transición, deberá mantenerse el mecanismo de intercambio de emisiones (ETS) de la Unión Europea como el principal instrumento para reducir las emisiones de la industria y del sector energético y fomentar inversiones en tecnologías bajas en emisiones de carbono. Deberán eliminarse medidas de política que se solapen o dupliquen y que interfieran con el mecanismo.

De esta forma, es prioritario usar un único objetivo de reducción de CO2 y el mecanismo ETS como claves esenciales de la política energética y climática. Otras medidas que podrán complementar esta política europea son el desarrollo de tecnologías bajas en emisiones de carbono y la promoción de soluciones de eficiencia energética. No obstante, el diseño de estas medidas debe aprender de los errores cometidos en el pasado y su aplicación deberá ser mejorada.

Recomendación 2: devolver el Sistema de Intercambio de Emisiones (ETS) al centro de la política de energía y cambio climático.

– A partir de ahora, se pide a los Estados miembros que mantengan su apoyo a una rápida y eficaz reforma de los ETS teniendo en cuenta, además de la capacidad de reserva, otras reformas estructurales de largo alcance, incluyendo la aplicación de una reserva equilibrada para la estabilidad del mercado. De hecho, el mercado de CO2 no debería depender de decisiones políticas sino reflejar directamente la situación económica. Esto es un prerrequisito para la confianza en este sistema y beneficiará plenamente la política sobre el clima.

– Además, para responder a la necesidad de visibilidad a largo plazo por parte del sector industrial, se pide a los Estados miembros que apoyen decididamente un único objetivo vinculante basado en una reducción de las emisiones de CO2 para 2030. La propuesta legislativa sobre la Fase IV del ETS europeo deberá constar de un objetivo ambicioso pero realista que busque reducir las emisiones de CO2 en todos los sectores de la economía.

Recomendación 3: conseguir una alianza global por el clima con los competidores europeos en las negociaciones internacionales sobre cambio climático.

– La Unión Europea es un líder global en la lucha contra el cambio climático pero no puede actuar sola, ya que representa únicamente el 11% de las emisiones mundiales de CO2 (y se prevé una tendencia descendente). Por ello, aunque es esencial que Europa establezca pronto su posición negociadora con un compromiso vinculante de reducción de emisiones de CO2 para 2030 ambicioso pero realista, debería aspirar a lograr un acuerdo vinculante durante las próximas negociaciones para el cambio climático previstas en París para 2015.

De no lograrse un acuerdo internacional, deberán tomarse medidas adicionales para garantizar la competitividad de la industria europea en el marco de la globalización.

Los mecanismos de apoyo a las fuentes de energías renovables han sido útiles para poner en marcha las inversiones en el sector de las renovables. Lamentablemente, algunos mecanismos mal diseñados resultaron en mayores costes para la sociedad que los inicialmente previstos, produciendo distorsiones en el mercado de la electricidad. Es necesario ahora tener en cuenta las lecciones aprendidas de esta experiencia.

Recomendación 4: ajustar los mecanismos públicos de apoyo a nuevas fuentes de energía renovable para que éstas puedan competir e integrarse progresivamente en el sistema.

– Los Estados miembros deberán abstenerse de tomar decisiones con carácter retroactivo ya que es extremadamente perjudicial para la confianza de los inversores.

– Para nuevas instalaciones, las tecnologías de energía renovable ya implantadas (fotovoltaica, eólica terrestre, hidroeléctrica y biomasa) pueden competir gradualmente con fuentes de energía más convencionales. Esto quiere decir que las subvenciones, en su caso, deberán estar diseñadas de forma que estén ligadas a los precios de mercado e incentiven la instalación de nueva capacidad en función de las necesidades del mismo.

Además, la libre competencia y el desarrollo sostenible de las energías renovables significan avanzar hacia la consecución de un equilibrio para todas las tecnologías (por ejemplo, similares obligaciones para todas las tecnologías conectadas a la red) y perseguir la supresión de subvenciones para las tecnologías ya instaladas.

– Las tecnologías bajas en emisiones que sean menos maduras (como la undimotriz y la mareomotriz) deberían beneficiarse del fortalecimiento de la investigación y el desarrollo en lugar de subvenciones a la producción.

La Unión Europea tiene la capacidad de liderar el proceso de innovación para imaginar las tecnologías del mañana y encontrar respuestas a los desafíos actuales.

Recomendación 5: apoyar el liderazgo europeo en tecnologías verdes, incluyendo una ambiciosa política de investigación y desarrollo.

– El nuevo programa europeo de investigación, desarrollo tecnológico e innovación, Horizonte 2020, tiene un papel primordial que jugar en el proceso de transición hacia una economía competitiva baja en emisiones de carbono.

– La investigación y el desarrollo deberían permitir a los sectores energético e industrial contribuir a un sistema económico bajo en emisiones de carbono mediante proyectos concretos en los campos de las tecnologías inteligentes, la captura y almacenamiento de CO2, el almacenamiento de energía, la gestión de la demanda, la conversión de energía en gas combustible, la modernización de las redes de distribución, el gas de esquistos (en Europa), la infraestructura de combustibles alternativos para el transporte y otras fuentes renovables aún inmaduras.

Además de fondos europeos, la articulación coherente y conjunta desde Europa de políticas nacionales de investigación debería permitir a las tecnologías alcanzar un nivel competitivo a escala comercial.

Por otro lado, una economía europea fuerte requiere un mix energético fiable y diversificado y unas infraestructuras apropiadas. La diversidad de fuentes (incluyendo la producción local) y rutas es el núcleo de la política europea.

Recomendación 6: tener como objetivo un mix energético diversificado, eficiente y bajo en emisiones de carbono.

– Las energías renovables y las fuentes convencionales bajas en emisiones de carbono se complementan para ofrecer seguridad de suministro, de la forma más sostenible, a los consumidores europeos y apoyar el desarrollo económico en función de la efectividad de costes.

– Europa necesita todos los tipos de energía. Un mix de generación equilibrado basado en las señales de mercado adecuadas es un elemento clave de una renovada política energética europea. El suministro de energía baja en emisiones y eficiente en costes deberá guiarse por la libre competencia entre todas las tecnologías bajas en emisiones. Por ello, los planes nacionales de reducción de emisiones deberían concentrarse en un mercado común con seguimiento a nivel europeo.

Recomendación 7: multiplicar las rutas para la importación de fuentes de energía eficientes y bajas en carbono y fomentar la producción local.

– Además de mejorar el uso de las infraestructuras existentes, debería fortalecerse la diversificación de las fuentes de suministro e importación de gas ya en marcha mediante la expansión acelerada del sistema de gasoductos e interconexiones transfronterizas para garantizar la competencia en la Unión Europea y, por ende, la competitividad de los precios a largo plazo.

Los proyectos de infraestructuras de energía deberán ser desarrollados en función de las señales de mercado apropiadas. El marco regulatorio vigente debería favorecer las inversiones a largo plazo con retornos razonables en la ampliación de infraestructuras eficientes. La dimensión externa de la política europea deberá apoyar la labor del sector mejorando el diálogo energético entre la Unión Europea y los países productores y de tránsito.

– En particular, la energía ha de jugar un papel preeminente en el contexto de las negociaciones sobre el Acuerdo de Inversiones y Comercio Transatlántico (TTIP). El acuerdo final deberá permitir la exportación de gas natural licuado y petróleo entre la Unión Europea y Estados Unidos, garantizando la eliminación de las restricciones al comercio.

Para que este comercio potencial se convierta en una realidad en los años venideros tendrán que desaparecer, igualmente, las barreras regionales y nacionales a su transporte a ambos lados del Atlántico. Esta nueva fuente de suministro permitirá un diferencial de precios energéticos más equilibrado entre la industria europea y estadounidense.

– Asimismo, Europa deberá apoyar la explotación de sus propios recursos energéticos. El uso de fuentes de energía autóctonas constituye una ventaja competitiva y económica para Europa, pudiendo jugar un papel estabilizador de los precios y mejorar la independencia energética. Además de tener en cuenta las preocupaciones medioambientales, las reglas deben ser claras y razonables para atraer, en lugar de disuadir, las inversiones.

Recomendación 8: remunerar la capacidad disponible y cualificada como un servicio para garantizar la seguridad de suministro del sistema energético.

– La eliminación de todas las distorsiones al mercado único de energía (EOM) debería constituir una prioridad. Sin embargo, es necesario un nuevo diseño del mercado que garantice un equilibrio basado en una combinación de mercados de energía y mecanismos de capacidad. De lo contrario, podría ponerse en peligro la seguridad de suministro en el sector eléctrico, justificando un número cada vez mayor de intervenciones regulatorias no previstas a nivel nacional.

– Los mecanismos de remuneración de la capacidad (CRM) no son subvenciones sino parte de un nuevo diseño de mercado y el pago de un servicio para garantizar la disponibilidad cualificada y la seguridad de suministro. Deberían estructurarse en base a principios de ámbito europeo:estando disponibles no sólo para los productores (incluido el almacenamiento) sino también para gestionar la demanda y la participación transfronteriza donde sea físicamente posible (por ejemplo, interconexiones entre países europeos)sin preferencia para nuevas plantas (el uso y apoyo, en la medida de lo posible, de centrales eficientes que ya existen –algunas en moratoria– sería una opción más barata) o para tecnologías de forma selectiva.

Por último, un mercado europeo de la energía que funcione correctamente deberá significar igualdad de condiciones y competencia, de tal forma que el sector energético pueda responder a nuevas oportunidades y los consumidores se beneficien del acceso a un mercado que sea fiable y asequible. Por ello, evitar la fragmentación del mercado interno de energía en la UE debería convertirse en un objetivo prioritario.

Recomendación 9: conseguir un mercado interno más fluido, transparente e interconectado.

– Para crear igualdad de oportunidades es importante conseguir la aplicación efectiva en todos los estados miembros del Tercer Paquete Energético.

– Además, la coordinación transfronteriza en la UE (sobre mecanismos de remuneración de la capacidad, mecanismos de apoyo a las energías renovables, etcétera) requiere de fuertes mecanismos de control que eviten la fragmentación nacional.

– Un mercado interno de la energía, interconectado y que funcione correctamente es una pieza clave para mejorar la fiabilidad interna y el rendimiento en la Unión Europea. De forma especial se necesita avanzar en el acoplamiento de los mercados eléctricos.
Para concluir, los miembros del Grupo Magritte reiteran su solicitud de más Europa, más mercado, más competitividad, estabilidad y visibilidad a largo plazo que permitan al sector de la energía cumplir, de nuevo, con su misión de suministrar a los consumidores energía limpia, eficiente y fiable.



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