Esto significa facturas elevadas para todos los consumidores. La Comisión Europea propone una nueva serie de medidas en favor de una mayor eficiencia energética a fin de subsanar este problema y volver a encarrilar los esfuerzos de la Unión. Esta propuesta de nueva directiva presenta medidas dirigidas a intensificar los esfuerzos de los Estados miembros por un uso más eficiente de la energía en todos los eslabones de la cadena energética, desde la transformación de la energía y su distribución hasta su consumo final.

Günther Oettinger, Comisario europeo de Energía, ha declarado lo siguiente: "Nuestro propósito es aumentar la eficiencia de la manera en que usamos la energía en nuestra vida cotidiana y ayudar a los ciudadanos, los poderes públicos y la industria a gestionar mejor su consumo de energía, lo que debe traducirse también en facturas energéticas más bajas. También representa un importante potencial de nuevos puestos de trabajo en toda la UE".

En suma, la Comisión propone medidas simples, aunque ambiciosas:

  • Obligación jurídica de crear sistemas de ahorro energético en todos los Estados miembros: Los distribuidores de energía o las empresas minoristas de venta de energía estarán obligadas a ahorrar cada año un 1,5 % de sus ventas de energía, en volumen, mediante la aplicación de medidas de eficiencia energética tales como la mejora de la eficiencia de los sistemas de calefacción de los consumidores finales de energía mediante la instalación de ventanas con doble acristalamiento o de tejados aislantes. Como alternativa, los Estados miembros podrán proponer otros mecanismos de ahorro de energía, por ejemplo, financiar programas o acuerdos voluntarios que arrojen los mismos resultados, pero que no se basen en obligaciones impuestas a las empresas energéticas.
  • El sector público debe dar ejemplo: Los entes públicos impulsarán la adopción por el mercado de productos eficientes desde el punto de vista energético mediante la obligación jurídica de adquirir edificios, bienes y servicios eficientes energéticamente. También tendrán que reducir gradualmente la energía que consumen en sus sedes mediante la realización cada año de obras de renovación que afecten como mínimo al 3 % de su superficie total.
  • Gran ahorro de energía para los consumidores: Un acceso sencillo y gratuito a la información en tiempo real y al consumo de energía en el pasado mediante contadores individuales más precisos permitirá a los consumidores gestionar mejor su consumo de energía. La facturación debe basarse en el consumo real y reflejar correctamente los datos del contador.
  • Industria: Incentivos para que las PYME procedan a auditorías energéticas y difusión de mejores prácticas, al tiempo que las grandes empresas tendrían que realizar auditorías de su consumo de energía para ayudarles a determinar sus posibilidades de reducir su consumo energético.
  • Eficiencia en la producción de energía: Control de los niveles de eficiencia de las nuevas instalaciones de producción de energía, establecimiento de planes nacionales de calefacción y refrigeración como base para una planificación sólida de unas infraestructuras de calefacción y refrigeración eficientes, incluida la recuperación del calor residual.
  • Transmisión y distribución de la energía: Mejoras en la eficiencia gracias a la consideración de los criterios de eficiencia energética en las decisiones de las autoridades nacionales de regulación de la energía, especialmente al aprobar las tarifas de red.

Antecedentes

La propuesta de la Comisión responde a los llamamientos del Consejo Europeo (4 de febrero de 2011), el Consejo de Energía (10 de junio de 2011) y el Parlamento Europeo a favor de medidas de cara al objetivo de una reducción del 20% de consumo de energía previsto de la UE para 2020. Las últimas estimaciones realizadas por la Comisión, teniendo en cuenta los objetivos nacionales en materia de eficiencia energética para 2020 que los Estados miembros se han fijado en el marco de la estrategia Europa 2020, indican que la UE sigue distando de poder conseguir ese objetivo.

Para solucionarlo, la Comisión Europea presentó en primer lugar, el 8 de marzo de 2011, un nuevo Plan de Eficiencia Energética en el que proponía una serie de medidas de eficiencia energética aplicables a todos los sectores económicos para conseguir más ahorros de energía. Tanto el Consejo de Energía como el Parlamento Europeo han acogido muy favorablemente este plan.



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